Estados Unidos
Misiles contra los «hackers»
Cualquier ciberataque que provoque muertos, daños materiales o el mismo grado de destrucción que una acción militar podría ser considerado un acto de guerra, y como tal el Ejército de Estados Unidos puede responder usando los métodos militares tradicionales.
Ésa es la premisa que establece la nueva ciberestrategia del Pentágono, un documento de 30 páginas que será desclasificado en los próximos días y cuyas líneas maestras han sido desveladas por el «Wall Street Journal». Las recientes infiltraciones en ordenadores del Pentágono y el sabotaje al programa nuclear de Irán han aumentado la necesidad de establecer una nueva política para hacer frente a las «guerras del cibernéticas».
Uno de los puntos de esta nueva doctrina que más inquietud suscita es el nivel de daño necesario para que EE UU considere el ataque como un acto de guerra. El Pentágono trabaja con el concepto de la «equivalencia». Cuando un ataque informático tenga consecuencias desastrosas para el país en términos de bajas humanas o daños materiales, se podrá considerar el uso de la fuerza. En este sentido, ataques informáticos que afecten a reactores nucleares, medios de transporte público, redes eléctricas y gasoductos serán tratados como una declaración de guerra.
Esta doctrina cobra fuerza después de la denuncia lanzada el miércoles por Google, que apunta a un ataque informático masivo procedente de China para robar las claves de acceso de cientos de cuentas de Gmail, incluidas las de funcionarios de Corea del Sur y de la Administración norteamericana, activistas, periodistas y militares. «Lo que Estados Unidos sostiene es que las respuestas a un ciberataque incluyen medidas económicas y quizá también militares», ha asegurado Christopher Painter, coordinador del Departamento de Estado para asuntos informáticos. Funcionarios del Pentágono consultados por el citado periódico creen que los atentados informáticos a gran escala requieren la ayuda de los gobiernos del país de donde proceden. En este sentido, las autoridades chinas se apresuraron ayer a negar cualquier vinculación del ciberataque sufrido por Google.
Empresas y organismos públicos de Estados Unidos han sido golpeados en los últimos años a través del ciberespacio. Lockheed Martin, el mayor proveedor de tecnología de información del Gobierno de EE UU, ha reconocido estos días que ha sido víctima de una infiltración informática y ha reconocido que «es blanco» habitual de los «hackers» de todo el mundo. El Pentágono apunta que esta doctrina sólo será realmente efectiva si se sincroniza la estrategia con las políticas de sus aliados a escala internacional.
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