Asturias
Seguir el ejemplo del Rey
El Rey y el Príncipe de Asturias, con la decisión de rebajarse un 7,1% tanto su sueldo como su asignación, han adoptado una acertadísima medida de solidaridad con todos los españoles y, especialmente, con los empleados públicos que acaban de sufrir en sus nóminas el ajuste más duro provocado por la crisis. Don Juan Carlos y Don Felipe han reaccionado con celeridad en medio de un descontento creciente por las medidas adoptadas por el Gobierno, y así lo han ratificado ya, tanto el PP como el PSOE. Pero su decisión supone mucho más que un simple gesto solidario y evidencia la gravedad de la situación económica y el estado de emergencia que nos ha correspondido vivir. Cuando es el Rey quien reduce voluntariamente su asignación no cabe sino pensar en que no había más salida para el Gobierno, y su acto ejemplar marca un camino de sacrificio personal imprescindible que otros muchos deberían seguir. Con más de cinco millones y medio de parados y el fuego de la crisis de la deuda soberana golpeando aún en nuestra puerta, con una prima de riesgo que no termina de bajar y el foco de la UE puesto sobre nuestro déficit, el Ejecutivo ha tomado la única decisión posible, pues acierta también al evitar que los empleados públicos que menos ganan se vean privados de la paga extra de Navidad. El ejemplo del Rey y del Príncipe debería servir para aclarar, de una vez, a las comunidades autónomas que la situación ha cambiado. Cuando el dinero no alcanza para sostener a los empleados públicos en la actual situación y peligra el Estado del Bienestar es igualmente imposible sostener la maquinaria del gasto autonómico. El Gobierno ha acudido en ayuda de las autonomías soportando por sí mismo una primera y durísima reducción del déficit y facilitando la financiación necesaria para que los Ejecutivos regionales pudieran hacer frente al pago de facturas. Por eso, ahora les corresponde cumplir estrictamente con el objetivo de déficit y olvidar cualquier tentación de nuevos endeudamientos y el recurso a la reivindicación y a la oposición política con el sufrimiento de todos. Los funcionarios que estos días manifiestan públicamente su protesta ejercen un derecho legítimo, pero deberían tener en cuenta que la medida que hoy daña sus intereses se corresponde con un estado de extraordinaria dificultad económica, frente a la que es posible enfrentarse. El recorte es un mensaje a los mercados de que España es un país solvente, y así lo entendieron quienes compraron ayer nuestra deuda a un interés menor. De esta crisis se puede salir, pero debemos hacerlo todos juntos, como ilustra el ejemplo del Rey, y evitar que la emigración sea la única alternativa para nuestros trabajadores como apuntan ya, de forma alarmante, las estadísticas del primer semestre del año, que cifran en más de 40.000 el número de ciudadanos que han salido de España.
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