Cataluña
50000 millones al año: la prima puede salir cara
La desconfianza tiene un precio. El mismo que paga España cada vez que sube la prima de riesgo, esa gran desconocida en los medios generales antes de que estallase la crisis y que ahora se ha convertido en la gran protagonista de la actualidad económica de nuestro país y en un elemento clave para la recuperación de España.
Técnicamente definida como la diferencia entre el bono español y el alemán a diez años, es el gran baremo de la confianza de los inversores sobre la solvencia de un país y, a la postre, un factor decisivo tanto para las arcas públicas que controla en España la vicepresidenta económica Elena Salgado, como para las arcas privadas.
Ya lo dijo el presidente del BBVA, Francisco González: «Por cada 100 puntos básicos que sube la prima de riesgo, se impide la creación de 160.000 puestos de trabajo en España». No sólo eso. «Por cada cien puntos que sube la prima de riesgo, los intereses anuales que tiene que afrontar la economía española en su conjunto se cifran en 12.400 millones de euros». En palabras de Juan Iranzo, responsable del Instituto de Estudios Económicos (IEE), «más déficit, menos competitividad y menos empleo». O lo que es lo mismo, «menos prestaciones o más endeudamiento». Según Gonzalo Bernardos, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, supondría «subidas de impuestos, recorte en gastos para infraestructuras y tijeretazo en el sueldo de los funcionarios». A esto equivaldría la prima de riesgo. La friolera de 12.400 millones de euros por cada cien puntos durante un año. Se trata, por tanto, de tipos de interés más caros para las entidades financieras y de un aumento del gasto para las administraciones públicas.
Los presupuestos del Gobierno para 2011 preveían estos costes de financiación de la deuda pública en un total de 27.400 millones de euros. La realidad es otra, porque esos gastos se calcularon a un interés del 2,5%, y esta semana ese interés, que va de la mano de la prima de riesgo, ha llegado a dispararse hasta el 6,4%. Se traduce en un montante imposible de asumir a largo plazo.
En base a los cálculos del BBVA, Juan Iranzo advierte de que una prima de riesgo de 400 puntos prolongada durante un año supondría un sobrecoste de hasta 50.000 millones de euros para la economía española. Con 50.000 millones, se podría abonar por un mes una ayuda de 420 euros a 29 millones de personas; se financiaría la partida de la UE para salvar al lince ibérico, que se cifra en 34 millones de euros; se pagaría el fichaje del Kun Agüero, por 35 millones; y se podría hacer frente a todo el presupuesto para 2011 de Cataluña o Andalucía y costear el fichaje de 20 jugadores del Manchester City, entre otros muchos ejemplos.
La cuestión política
José Ramón Pin, profesor del IESE, lo explica así: «Como sube el tipo de interés, el Estado, en lugar de tener dinero para inversiones, lo destina a pagar el dinero que le han prestado, a pagar las deudas que le vencen». A su juicio, la solución pasa por un aumento de la confianza en los mercados, lo que entiende, requiere de un cambio de Gobierno, para que ese tipo de interés disminuya y que, por consiguiente, se reduzca la parte de los presupuestos que el Gobierno destina a esa financiación de la deuda pública. Según José Ramón Pin, octubre será un mes clave en los mercados financieros. España deberá afrontar el vencimiento de una deuda de hasta 22.300 millones de euros, por lo que no sólo pronostica una «tormenta financiera», sino que alerta de que «cuanto más se recorte la distancia en votos entre el PP y el PSOE, más repuntará la prima de riesgo, dado que los inversores dudan de la fortaleza del actual equipo de Gobierno».
En cualquier caso, Gregorio Izquierdo, profesor de Economía Aplicada en la UNED, advierte de que la escalada de la prima de riesgo española afecta «al conjunto de la economía de nuestro país, tanto a la deuda pública como a la privada, dado que también aumentan los costes de financiación para las entidades bancarias».
En este punto coincide con José Antonio Alonso, economista, que señala que «la repercusión es directa para el ciudadano», que sufre tanto por la subida de impuestos que pueda ordenar el Ejecutivo como por la de los intereses que se cobren los bancos frente a sus dificultades de financiación. Para Izquierdo, el vencimiento de deuda del próximo mes de octubre se traducirá en una colocación por parte del Tesoro de letras a corto plazo. «Lo difícil es colocarlas a largo plazo», asegura. Y es que los cálculos de José Carlos Díez, economista jefe de Intermoney, subrayan que si en dos meses la deuda que vence asciende a esos 22.300 millones de euros, el gasto para el Estado, con cargo a los presupuestos de 2012 podría alcanzar los 400 millones de euros. La magnitud de estas cifras se pone de manifiesto si se considera que la economía española en su totalidad equivale a un billón de euros. Resulta obvio, por tanto, que la financiación de la deuda pública estrecha el margen de maniobra del Gobierno para invertir, crear empleo y levantar las cifras de crecimiento.
El fantasma del rescate
Javier Díaz Jiménez, profesor del IESE, considera imposible realizar un cálculo riguroso sobre cuántos empleos dejan de crearse por la subida de la prima de riesgo. Lo que sí comparte es que conlleva «un aumento de los costes de financiación para todo el sector financiero español; sufren las empresas, las familias y repercute en el crecimiento». Asimismo, respecto al debate que suscita sobre el rescate español, como enlace directo de la prima de riesgo, responde: «No puede haberlo. No puede haber un rescate porque económicamente es inviable. España e Italia están en el mismo saco y la Unión Europea no las puede rescatar». Con lo que concluye que las soluciones posibles son dos: «O el euro se desmorona y cada uno se apaña, es decir, la banca europea quiebra y se nacionaliza; o el euro continúa y se rediseña la eurozona». Lo que parece claro, según su análisis, es que «dentro del euro no cabe un país que crezca poco y tenga que hacer una consolidación fiscal drástica». Tanto como la que parecen adolecer países como España o Italia. En definitiva, «por eso Alemania y Francia no tienen estos problemas».
En última instancia da la razón al Gobierno en que «España no es una isla» y lo que ocurre en Europa nos salpica. Pero sí rectifica al Ejecutivo: «Entiendo que Zapatero diga que la culpa la tienen los otros, pero no es cierto del todo. La otra parte es la situación que está atravesando la economía española. Que España se está quedando atrás en la recuperación». En definitiva, según sus propias palabras, «cualquier país que esté endedudado está expuesto al pánico de sus prestamistas». Quizá no menos preocupante sea que del Fondo de Reserva de las pensiones públicas, que cuenta con 65.000 millones de euros, el 85% esté invertido en deuda pública española.
Una semana «récord» y «preocupante»
Aunque el Gobierno, por boca de su vicepresidenta económica, Elena Salgado, tildara la situación de «preocupante», que no «gravísima», la prima de riesgo española ha batido récords esta semana. La cifra más baja fue la del lunes, previo al acuerdo americano sobre el techo de deuda, 374 puntos. A partir de ahí, el riesgo país fue a peor. El martes, 386 puntos; el miércoles cerró en 385, el jueves alcanzó los 398 y terminó la semana con 369 puntos.
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