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Cientos de gallinas en la cuerda floja

Nacen directamente para esta finalidad: poner huevos. Pasan su vida hacinadas en minúsculas jaulas colocadas en batería. Engañadas, les aceleran el ciclo vital para que las puestas sean más rápidas y menos espaciadas en el tiempo, estas aves nunca ven la luz del sol.

Cientos de gallinas en la cuerda floja
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Para la asociación El Hogar de Luci (EHL), lo peor es el trágico final que reciben, la forma en la que se deshacen de ellas. «Las gallinas ponedoras se ven como máquinas, por lo que cuando ya no sirven las hacen picadillo, pienso, o directamente las tiran», asegura a LA RAZÓN David Nuevo, responsable de EHL.

Además, según explica Nuevo, si una gallina normal llega a vivir unos 15 años, a éstas las «jubilan» con tan sólo tres o cuatro. Incluso les cortan el pico –para que no se hagan daño las unas a las otras– y les queman las patas mediante descargas eléctricas –para que no pisen los huevos–. Por este motivo, en EHL han lanzado una campaña para salvar a cientos de gallinas de una explotación agrícola. «Cualquiera que tenga un terreno puede encargarse de ellas y darles una segunda oportunidad», reconoce Nuevo, quien habla maravillas de lo sociables que pueden llegar a ser estos animales como mascotas. Aunque ahora han logrado hacer entender al dueño de la granja que les dé dos semanas para poder hacerse cargo de las gallinas ponedoras a las que van a renovar, lo cierto es que lejos de ser un hecho aislado, la explotación y maltrato de estos animales es una constante en España. Las cifras hablan de 51 millones de gallinas ponedoras sacrificadas anualmente. Y lo que es peor, sólo se quedan con las hembras, por lo que el 50 por ciento de los pollitos que nacen «son tirados a un contenedor directamente».

«Nosotros no podemos quedarnos con todas en el Santuario de EHL, pero cualquiera puede salvarlas de su trágico final. Además de sociables son muy buenas para la convicencia con otros animales», admite Nuevo. El Santuario al que se refiere y al que invita incluso a pasar un día en familia, «es un lugar donde los animales rescatados pueden desarrollarse plenamente conforme a sus necesidades biológicas, descansando al fin de una vida plagada de sufrimiento. Algunos esperan ser adoptados por personas responsables que sepan tratarlas con el cariño y el respeto que se merecen. Y si no llega esa familia especial, vivirán para el resto de sus días protegidos y queridos bajo nuestro cobijo».

Desde EHL invitan a todo el mundo a ayudar a difundir esta iniciativa de respeto por los animales. «Cualquier nuevo voluntario, socio o apadrinamiento es bienvenido, ya que no tenemos ninguna subvención», dice Nuevo. Si alguien quiere encargarse de alguna de las gallinas, con el asesoramiento correspondiente, puede escribir a santuarioescuela@elhogardeluci.org.