Gràcia

Barcelona retira un escudo del Rey para buscar una placa republicana

La volvió a colocar horas después sin hallar nada. La propuesta había sido realizada en mayo por ICV

El Ayuntamiento de Barcelona tiene un problema muy serio con el obelisco que preside la plaza Juan Carlos I
El Ayuntamiento de Barcelona tiene un problema muy serio con el obelisco que preside la plaza Juan Carlos Ilarazon

BARCELONA- El Ayuntamiento de Barcelona tiene un problema muy serio con el obelisco que preside la plaza Juan Carlos I, en la confluencia de la avenida Diagonal con paseo de Gràcia. Ayer por la mañana varios operarios arrancaron el escudo de la Casa Real que hay en la base del monumento. El motivo de la acción varía según la fuente municipal con la que se hable.

Fuentes del Instituto de Cultura (Icub) aseguraron ayer a este diario que la operación de ayer se hacía eco de una petición realizada por el grupo municipal de ICV-EUiA del pasado 15 de mayo.
En ella se pedía «descubrir y restituir el friso republicano que permanece bajo el escudo borbónico instalado posteriormente». Pero ICV no debe estar bien informado porque no ha aparecido absolutamente nada, ni siquiera vestigios de que allí antes hubo un friso dedicado a Francesc Pi i Margall, presidente de la I República y primer destinatario del monumento.

Pero esta versión no concuerda con lo que ayer explicó a LA RAZÓN Manel Vilar, de la Brigada de Conservación de Monumentos. «En ningún momento se nos ha pedido que busquemos un escudo. Lo que hemos hecho ha sido afianzar piedras que quedaban sueltas, movidas, tras la retirada de la escultura que había en la base», comentó Vilar añadiendo que «no se ha buscado nada porque allí no hay nada».

Fuentes municipales y Vilar al menos sí coincidieron en anunciar que el escudo del Rey sería recolocado en las próximas horas. «El monumento volverá a estar como nos lo encontramos por la mañana», matizó el responsable de la Brigada de Conservación de Monumentos.
No es la primera vez que el Ayuntamiento tiene cierto conflicto con este lugar. ICV-EUiA, junto con el PSC, pidió la retirada del nombre del Rey para esta plaza en un pleno del distrito de Gràcia, un acuerdo que parecía prosperar gracias a la abstención de CiU y ERC. Sin embargo, otro pleno, en este caso el del Eixample –donde pertenece la plaza– frenó toda posibilidad de cambio cuando CiU votó en contra. Con esta propuesta se buscaba que la plaza recuperara el nombre que tenía en los años de la Segunda República: Cinc d'Oros, pero no se fue más lejos.
Un año antes, el 30 de enero de 2011, se retiraba la gran escultura que presidía el monumento.

La obra, realizada por el artista Frederic Marès, hacía tiempo que estaba desprovista de la simbología con la que había sido ideada: una alegoría de la victoria de las tropas franquistas en 1939. La figura descansa en la actualidad en un almacén municipal, a la espera de un posible traslado al Museo de Historia de la Ciudad que aún no se ha materializado. La decisión municipal llegó a contar con la oposición de la asociación de comerciantes del paseo de Gràcia, que consideraba el trabajo de Marès como uno de los símbolos de esta popular vía de la capital catalana. El entonces alcalde de Barcelona, Jordi Hereu, afirmaba que con esta medida se aplicaba la ley de memoria histórica. El equipo de gobierno del alcalde Hereu rechazó entonces la idea de recuperar la vieja denominación Cinc d'Oros y que se retirara el escudo del Rey.
Con todos esos cambios, el monumento pasó a estar dedicado a la nada. Lo sigue presidiendo el obelisco en homenaje a Pi i Margall, pero en su base contiene el escudo de la Casa Real. De esta manera pasa a ser la única obra de estas características en España que rinde tributo tanto a un presidente republicano como a un monarca.

 

Un monumento de vida accidentada
El obelisco de la plaza Juan Carlos I fue inagurado en 1936 como homenaje a Francesc Pi i Margall, incorporando una escultura femenina y un medallón con la imagen del político, realizados por Josep Viladomat y hoy recolocados en el centro de la plaza Llucmajor. La victoria franquista obligó a la retirada de estos símbolos, añadiendo uno nuevo: otra figura femenina y un águila imperial, en esta ocasión esculpidas por Frederic Marès. Con la llegada de la democracia, el ave fue suprimida, pero se conservó la estatua a la que se añadió una corona de laurel. El Ayuntamiento decidió que la plaza llevara el nombre del Rey poco después de fracasar el golpe del 23-F.