Granada

Desahuciados por Manuel Durán

La Razón
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Las ejecuciones hipotecarias se han convertido en la cara más áspera de la dramática crisis económica y financiera que estamos sufriendo. Desgraciadamente, tienen que ocurrir situaciones fatales, como el suicido de un afectado por desahucio ocurrido en Granada, para que de nuevo se intente mejorar la situación actual. No creo que sea ni el momento, ni el asunto para intentar sacar ventaja política. El PSOE no tiene ninguna legitimidad para dar lecciones en este tema, ni el resto de la oposición tiene una postura que no sea la de agitar banderas para intentar cazar votos en el coto de la angustia humana. Por lo tanto, si es deseable la visión de Estado, y la unión de las fuerzas políticas para resolver los problemas en general, mucho más lo es para resolver este problema «humanitario» con consecuencias económicas. Tampoco hay que obviar, precisamente, la dimensión financiera de esta cuestión. Si queremos ser un país serio, dónde funcionen las cosas razonablemente, no es posible aplicar una especie de «tabla rasa», o de amnistía hipotecaria, dónde se premie el impago, en vez del cumplimiento de los contratos. A lo mejor es un buen momento para estudiar medidas como la «dación en pago», y otras que amortigüen los efectos de los desahucios, a la misma vez que se define el necesario saneamiento del sistema financiero y la creación del «Banco malo», que tendría que asumir las viviendas embargadas por el impago de las hipotecas. La casa es un lugar donde caben esperanzas y desgracias. El presidente Rajoy tiene por delante el reto de convertir una vivienda en desgracia, en una casa con esperanza.