Francia
Helado Mont Blanc un postre con esencia de Coco Chanel
La historia
El Mont Blanc es una imponente montaña de un macizo de los Alpes situada entre el valle italiano de Aosta y el francés de Alta Saboya que nomina un postre de fama universal, cuya receta apareció por vez primera en un libro de cocina italiano de finales del siglo XV y que se sirvió a menudo en la mesa de los Borgia. Al inicio del siglo XVII se hizo muy popular en Francia, especialmente a raíz de la inauguración, a principios del siglo XX, del salón de té Angelina, bajo los soportales de la rue de Rivoli, y años después el establecimiento preferido de Coco Chanel y de otros grandes diseñadores franceses. La idea de convertir la crema de queso en helado es del chef malagueño y afincado en Mallorca Miguel Ángel Muriel.
La receta
Ingredientes
(Para el puré de castañas)
100 g. de castañas pilongas
300 ml. de agua
50 g. de azúcar
(Para la crema de queso)
250 ml. de nata para montar
50 g. de queso tipo Filadelfia
1 cucharadita de queso gorgonzola
100 g. de azúcar
Virutas de chocolate negro con 80% de cacao.
Preparación
1- Poner a hervir las castañas en una cacerola con agua y azúcar y dejar cocer entre hora y media y dos horas, vigilando que nunca les falte agua, hasta que estén tiernas.
2- Después, se cuelan y se hace un puré no demasiado fino, que se deja enfriar.
3- Mientras, se monta la nata con el azúcar y a continuación se le va añadiendo el queso fresco, calentando un poquito el gorgonzola y mezclando todo lentamente para que no se corte la nata. Seguidamente, se mete en el congelador durante unas tres horas.
4- Pasado ese tiempo, se saca y con una cuchara se va haciendo una bola con el puré de castañas y después con el helado de crema de queso, de manera que la crema de castañas quede en el interior. Se sirven dos o tres bolitas en cada plato decorando con la nata batida y espolvoreado con chocolate rallado.
Los beneficios
Mantiene el sistema inmunitario y el buen tono general
La castaña, componente fundamental de esta receta, es producto de otoño e invierno, pero se puede encontrar, pilonga, en cualquier época del año y aporta una estimable cantidad de potasio y folatos. El potasio equilibra los niveles de sodio en el organismo, previniendo la hipertensión y la retención de líquidos.
Además, como no se puede almacenar, su déficit se nota de inmediato con síntomas de sed, debilidad, confusión y cansancio. Por su parte, los folatos son esenciales para el buen funcionamiento del sistema inmunológico y para mantener un tono de bienestar general.
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