Eurocopa

España

«Y los franceses»

Los 2.000 aficionados españoles en Donetsk fueron mayoría absoluta ante la escasa representación gala

«Y los franceses»
«Y los franceses»larazon

España ganaba aficionados por las calles de Donetsk sin necesidad de que hablaran español. Las antiguas repúblicas socialistas soviéticas salieron a la calle con la roja puesta. Kazajos, armenios, georgianos... todos se nacionalizaron españoles de repente, aunque algunos no lo tenían muy claro y se pintaban cada lado de la cara con la bandera de un país. Por un lado, Francia, por el otro, España.

Pocos eran los aficionados españoles de verdad que desafiaron al calor y a la distancia para llegar hasta Donetsk, un lugar lejano y poco llamativo, que a algunos no les ha importado visitar con la esperanza de ver de nuevo a España alcanzar unas semifinales. Los españoles se repartían entre la estatua de Lenin, uno de los restos de la era soviética que se conservan en la ciudad, y los alrededores del estadio Donbass, donde se disputaba la semifinal.

Las previsiones de la policía española hablaban de 2.700 españoles, muchos más que franceses. Los más optimistas hablaban de 1.000 franceses, aunque apenas se veía a ningún aficionado del rival de España por la calle. «No importa la cantidad de aficionados que vengan», reconocía el guardameta y capitán francés Hugo Lloris. Los hinchas no ganan el partido, pero ayudan. Y España ganó a Francia en ánimos.

No faltaban los toreros dentro del estadio, aunque los aficionados tardaron en entrar al Donbass Arena. Los españoles, en su rincón, menos numerosos que en partidos anteriores, pero igual de visibles por la cantidad de banderas que portaban. Una hora antes del encuentro los «speaker» se esforzaban por convertir en coros a las aficiones, más pendientes todavía de encontrar su sitio en el estadio que de animar y con las voces tapadas por la megafonía del estadio. Sin embargo, no dejó de sonar el «A por ellos» que acompaña a la Selección desde hace años por todos los campos del mundo. Aunque lo que más se oía eran los gritos de «Ucrania, Ucrania» de los hinchas locales, que esperaban ver ayer a su selección como segunda de un grupo que a Francia se le escapó en la última jornada. Alguno, por fastidiar también, lucía una bufanda con la leyenda «Força Portugal».

Aficionados había pocos, pero autoridades casi ninguna. Sólo Alejandro Blanco, el presidente del COE, se dejó ver. Ni siquiera acudió, como es su costumbre, el secretario de Estado para el Deporte, Miguel Cardenal.