Alcorcón
La limpieza en Alcorcón un asunto de familias
Durante el «Gobierno Cascallana», el regidor y el presidente del Comité emplearon a familiares en la empresa pública
MADRID- La empresa pública que se encarga de la limpieza y la recogida de basuras en Alcorcón, Esmasa, no es un negocio familiar, aunque echando un vistazo a los apellidos de sus trabajadores pueda parecerlo. Determinadas prácticas de contratación, normalizadas con Enrique Cascallana en el Gobierno, abrieron la puerta a lo que, según las fuentes consultadas por LA RAZÓN, en el municipio podrían ser casos de «enchufismo». El método siempre era el mismo: suplir bajas con familiares y personas de confianza, a las que con el tiempo se hacía fijas. No hay ilegalidad, pero sí un protocolo de contratación que levantaba ampollas entre los trabajadores. Sobre todo porque estas plazas habitualmente eran cubiertas con personas procedentes del Inem. Así, durante los años de Cascallana como regidor, Esmasa «fichó» a varios de sus familiares directos. Guillermo Olmedilla, sobrino del socialista, tuvo varios contratos temporales como peón de recogida. En 2006, Pilar González Olmedilla, prima de la mujer de Cascallana, se incorporó a la empresa pública en calidad de limpiadora de interiores, como trabajadora fija. Ese mismo año, Silvia Pérez Galea, cuñada del ex alcalde, también fue contratada como limpiadora.
Precisamente Esmasa ha sido noticia en las últimas semanas por el acuerdo firmado por el alcalde, David Pérez, y todos los sindicatos presentes en la empresa pública, excepto UGT, para mantener su actividad y los 400 empleos a cambio de rebajar sus salarios una media del 8,41%. Este recorte llega después de que en los últimos cuatro años, los empleados de Esmasa vieran cómo Cascallana se comprometía a subir sus salarios un 35% de media. Una iniciativa a la que UGT no ha querido sumarse a pesar de que suscribió el acuerdo que garantizaba los empleos en el Ayuntamiento y en la Policía Municipal. La doble vara de medir de UGT ha llevado a los responsables del sindicato en la Comunidad a recomendar a sus compañeros de Esmasa que se adhieran a un pacto que, pese a suponer un recorte salarial, evita los despidos.
Buen hermano, padre y tío
Se da la circunstancia de que Enrique Lucero, presidente del comité de empresa de Esmasa y liberado sindical por UGT, también tiene varios familiares directos trabajando en Esmasa con contratos fijos firmados en la era Cascallana. Es el caso de su hermana, Blanca Lucero, afiliada a UGT y con contrato en categoría de peón. Laura Lucero, hija del sindicalista, ingresa en Esmasa como fija en 2003 como peón, tras cinco años con contratos temporales. Un año más tarde, Esmasa contrata al cuñado de Lucero, Santos Martín Santamaría, que también está afiliado a la UGT. También en 2004, una sobrina de Lucero, Ana Navas Vilaseco, logra también un contrato fijo tras varios años como temporal. La negativa de Lucero a apoyar el acuerdo con el Ayuntamiento para garantizar los puestos de trabajo contrasta con el durísimo comunicado que el sindicato hizo público después de que el PSOE votara en contra de un pacto similar para mantener los empleos en el Ayuntamiento. Entonces, este sindicato no dudaba en subrayar que no entendían «cómo unos concejales de izquierdas votan contra un acuerdo que asegura la estabilidad laboral de más de 100 de trabajadores».
Una vecina y la cuñada del chófer, fichadas
Las ramificaciones de estas controvertidas contrataciones van más allá de las familias de Cascallana y de Lucero y alcanzan al entorno de las filas socialistas y del sindicato UGT. Los perfiles de los «fichajes» de Esmasa resultan de lo más variado: la mujer de un miembro del comité de empresa de UGT, el sobrino de un afiliado al PSOE, el hijo de una concejala socialista, la hija del ex gerente de la empresa pública, una vecina del ex alcalde o la cuñada del ex chófer de Cascallana. Todos ellos lograron un empleo entre 2003 y 2011, años en los que el socialista Cascallana fue el alcalde del municipio.
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