Copa Confederaciones
Casillas no esperó al final para llorar
Unos minutos después, cuando recibió la Copa del Mundo de manos de Joseph Blatter ya estaba más tranquilo que cuando vio desde el otro lado del campo el gol de Iniesta. Iker estaba a 100 metros, en la otra portería, cuando Cesc encontró un hueco en la defensa rival. Andrés hizo el resto con un disparo cruzado que ya es más histórico que el gol de Marcelino. Casillas lo presenció solo, en esa soledad habitual que acompaña a los porteros. No tenía a nadie con quien abrazarse, un montón de sensaciones se acumularon cuando se sintió campeón del mundo y no le quedo otra que comenzar a llorar. Se tapó la cara con las dos manos para evitar ser descubierto, aunque fue una acción inútil. Todo el planeta vio las lágrimas del capitán de «La Roja» que eran la de todo un país ansioso de vivir algo que se les había negado hasta ahora.Las cámaras de televisión giraron un poco y se encontraron con otro hombre vestido azul con lágrimas en los ojos. Era Piqué, que con 21 añitos ya ha ganado todo lo que un jugador de fútbol puede desear. Todavía quedaban dos minutos hasta el 120 y otro par de ellos que Howard Webb estimó necesarios a modo de prolongación. Holanda lo intentó alocadamente sin ningún resultado. La Copa Jules Rimet ya tenía dueños y la mayoría de ellos estaban tan emocionados que no pudieron esperar a que acabase oficialmente la final para echarse a llorar. Después del pitido final, la celebración, la locura dejó sin lugar a las lágrimas.
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