Bruselas

La huelga perdida

La Razón
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Ayer, con la huelga general, creo que perdimos todos. Fue la historia de un fracaso colectivo. Por más que se empeñasen en decir lo contrario, los sindicatos convocantes no triunfaron y fracasaron en su objetivo de parar el país. El Gobierno tampoco salió bien parado y se encuentra en una gran encrucijada. Si hace caso a las «imposiciones» que llegaron desde Bruselas, Washington, París y Berlín a mediados de mayo, Comisiones y UGT protestarán; si, por el contrario se pliega a algunas de las reivindicaciones de estas últimas organizaciones, el presidente Obama, la Comisión Europea, los alemanes, los franceses, los especuladores y los mercados considerarán que Zapatero ha incumplido sus promesas y su palabra y habrá castigo o reconvención. Justo en estos días alguna agencia internacional ya amenaza con rebajar la calificación de la deuda española y eso sería un golpe muy duro. ¿Por dónde va a salir el mago Zapatero? ¿Qué truco se sacará de la chistera? También hay que hablar del coste económico que tuvo la huelga de ayer. No se pueden olvidar los daños personales, en inmuebles e instalaciones que se produjeron. ¿Quién va a pagar todo eso? Me temo que al final terminará repercutiendo sobre nuestros bolsillos de una manera o de otra. El problema radica en que no es sólo el Gobierno el que está en una encrucijada, sino todos los demás también. La huelga de ayer refleja el fracaso del Gobierno, los sindicatos o la patronal, pero también de la sociedad en general, para hacer frente a una grave crisis económica y social, en la que muy pocos se han acordado de esos casi cinco millones de parados. En resumen, ayer perdimos todos un poco, eso siendo optimistas.