Muere el hombre de Obama para «Afg-Pak»

A su juicio, Holbrooke conocía la complejidad del tándem «Afg-Pak» y sabía que para tener éxito en las negociaciones con sus socios regionales había que encontrar siempre el término medio: «En esta región nada es blanco o negro, y Holbrooke supo ofrecer el gris». Rahman entrevistó al enviado especial de EE UU para Afganistán y Pakistán en su última visita a Islamabad en julio pasado para implementar el paquete de ayuda económica para Pakistán, conocido como «Kerry-Lugar Bill».

Una de las preocupaciones del emisario presidencial era ganarse el afecto de la sociedad paquistaní, marcada por un profundo sentimiento antiamericano. Su decisión le llevó a cosechar enemigos tanto en el Senado de EE UU como entre la cúpula del Ejército paquistaní por haber incrementado el paquete de asistencia civil en detrimento de la militar. Ello despertó cierta preocupación en las filas conservadoras de su país, pues se temía que el principal socio de la guerra contra el terrorismo pudiera reaccionar en contra de la Administración Obama. Pero Holbrooke, uno de los artífices de la paz de los Balcanes, con Hillary Clinton de la mano, consiguió hacerle entender el mensaje al jefe del Estado Mayor, Kiyani.

La muerte de Holbrooke deja un gran vacío en la política exterior americana y hace vulnerable la estrategia de Obama para retirar las tropas de Afganistán. La cara amable del conflicto se ha marchado para siempre, legando una obra inacabada. Los progresos para la creación de un gobierno estable y fuerte que asuma el control del país podrían verse estancados si se yerra en el remplazo.