Crítica de libros
Pinocho inencia
Érase una vez una marioneta que se llamaba Tomás Gómez y mentía compulsivamente. Fue creada por su mentor Zapatero, a su imagen y semejanza. Nunca decía la verdad. Miente, incluso, cuando habla de sí mismo. Dice que ha llegado donde está porque estudió en colegios públicos, y resulta que se instruyó en uno privado. Luego dice que no había colegios públicos en Parla, y sabemos que había nueve. Antes de la campaña estaba a favor de la educación concertada y, en plena campaña, nos anuncia que la va a desmantelar. Dice que Esperanza Aguirre va a implantar el copago. Si no recuerdo mal, fue él quien dijo que el 14% de los servicios públicos deben estar en manos privadas.
Habla de crear un banco público, pero no dice que lo que quiere es nacionalizar Caja Madrid. Habla de poner un impuesto a los bancos, pero no dice que lo pagarían los clientes de los bancos porque, que yo sepa, no puede imponer un impuesto sobre beneficios, ya que estaríamos hablando del Impuesto de Sociedades, y eso es competencia del Estado. A partir de ahora, cuando los niños mientan diremos, como en el cuento, ¡no mientas como Tomás, que te va a crecer la nariz! La paradoja es que esto no es un cuento ni una novela de ficción: es una biografía verídica, por supuesto, sin el visto bueno del protagonista. Las mentiras, ¡qué cortas tienen las patitas!
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