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El Consejo no frena la reventa de sillas
La Junta Superior anunció hace dos años una investigación pero el negocio continúa. Cada año se reciben 15.000 solicitudes para obtener un sitio en la Carrera Oficial
Sevilla- La Semana Santa tiene un «coto cerrado», un lugar por el que pasan todas las cofradías y en el que no todo el mundo puede entrar. Se trata de la Carrera Oficial, el recorrido obligatorio hasta la Catedral desde la Campana. Un espacio limitado en el que varias generaciones de sevillanos han visto los pasos «en las sillas» o en «los palcos». En ambos lugares, hay que pagar una importante cantidad para renovar, unos meses antes de Semana Santa, los abonos. El precio va desde los modestos lugares de la plaza Virgen de los Reyes (65,55 euros) y los tramos 60 y 70 de la avenida (88,90 euros) hasta los 737,36 euros de los palcos mejor posicionados. Desde 2001 han crecido un 34%, concretamente un 3,5% en 2012.
Hasta aquí, todo normal, aunque si alguien teclea las palabras «sillas Semana Santa Sevilla» en cualquier buscador de internet saldrá a la luz un importante negocio de reventa de estos asientos. Hay quienes hacen el agosto en abril como si estuvieran en la puerta de la plaza de toros. Como si fueran las entradas de una corrida de José Tomás, se ven anuncios en los que se venden «dos folios y se regalan cuatro sillas en la Campana» para este año. Estos dos folios tienen un precio realmente estratosférico, puesto que se venden por 990 euros. No son las únicas, las hay de todo tipo y en cualquiera de las ubicaciones de la Carrera Oficial. La crisis económica ha hecho agudizar el «sentido de la supervivencia» a los titulares de estas sillas, que tienen que renovarlas para no perderlas, pero tratan de realquilarlas. En algunos casos, los asientos «se alquilan» o «se venden» según ciertos días, siendo los más caros los de la Madrugada. En el caso de los palcos, uno de primera fila en la plaza de San Francisco se puede obtener por 1.250 euros. En los anuncios se alude a la favorable situación en la que se encuentran o a la comodidad para ver los pasos. «No hay que levantarse» dice una «abonada» en una página web dedicada a la venta y alquiler de artículos de todo tipo. En el otro lado de la negociación, hay quienes solicitan estas ubicaciones y anuncian «moderación en los precios».
Éste no es un fenómeno nuevo, pero en los últimos años se han incrementado estas prácticas para sorpresa de los propios abonados habituales. Uno de ellos asegura que es «habitual asistir a la llegada de distintas personas a las sillas cada día. Todo el que está en la Campana sabe que esto pasa», explica.
Esta práctica incumple el artículo 14 del Reglamento del uso y adjudicación de sillas y palcos, que señala que está prohibido cualquier venta o alquiler y que sólo se podrán ceder sin ánimo de lucro. Pese a la artimaña de los folios por 990 euros y regalar las sillas, la normativa también recoge que eso es un fraude de Ley.
Hay que recordar que cada año, según el presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías, Adolfo Arenas, se reciben unas 15.000 solicitudes para acceder a un abono de sillas o palcos. Es el Ayuntamiento el que cede el uso y explotación del espacio público al Consejo por un precio de 49.000 euros. Una cifra muy inferior a los casi tres millones de euros que luego se reparte en concepto de subvenciones a las hermandades.
Desde el Consejo, se actúa con prudencia y silencio. Hace dos años, Arenas anunció que se iban a tomar medidas para conocer la identidad de las personas que estaban detrás de las reventas, aunque no se ha conocido ninguna acción contra ellos desde la calle San Gregorio. Preguntado por este periódico, el secretario del Consejo, Manuel Nieto, tan sólo quiso decir que «están muy preocupados», zanjando de esta manera el asunto. «No vamos a decir nada más», dijo Nieto.
El mercadeo de sillas ante los ojos del palquillo.
Como se puede comprobar en este anuncio, cuatro sillas en la Campana se «venden» en la red por 990 euros.
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