Comunidad de Madrid
Una política irrepetible
La dimisión de Esperanza Aguirre como presidenta de la Comunidad de Madrid y diputada de la Asamblea, es decir, su retirada de la primera línea política dejará, sin duda, un sentimiento de orfandad entre buena parte de sus votantes y correligionarios. Se va una de las señas de identidad del Partido Popular, una figura irrepetible y una de las referencias más rotundas del liberalismo español contemporáneo. Se va, también, una política honrada y eficaz que ha convertido a la región de Madrid en una de las más prósperas y desarrolladas de España. Se va, en suma, una mujer de una sola pieza que nunca fue amiga de las medias tintas y que siempre entendió el uso de la libre expresión de las propias opiniones como uno de los grandes servicios que los representantes de la voluntad popular debían rendir a los ciudadanos. Si en algún momento la palabra «ambición», referida a la política, ha recuperado su connotación positiva ha sido, también, por Esperanza Aguirre.
De su calado personal y profesional dan cuenta las reacciones de sus adversarios ante la inesperada decisión, que, salvo alguna excepción, destacan el respeto que siempre ha proyectado su coherencia y la firmeza en la defensa de sus posiciones. Ciertamente, no ha acertado en todo, lo que es metafísicamente imposible, pero de su impulso, del famoso «pico y pala», queda una comunidad con una de las mayores redes de transporte público de Europa, con una red hospitalaria notablemente incrementada y con un mejorado sistema educativo que ha hecho del bilingüismo una de sus enseñas. Sus políticas de liberalización económica han conseguido que Madrid mantenga contenido el déficit y registre una tasa de paro seis puntos por debajo de la media nacional. Llegada la crisis, no le ha temblado la mano a la hora de ajustar el gasto público para contener la deuda, la menor de España en relación al PIB.
Su sucesor, Ignacio González, es la mejor opción para dar continuidad a esa labor. Primero, por su valía personal acreditada a lo largo de una dilatada trayectoria en el servicio público. Segundo, porque ha sido la mano derecha de Esperanza Aguirre durante casi dos décadas y, por ende, coautor del éxito del proyecto del Partido Popular para Madrid. Es un relevo natural, cuanto más necesario en unos momentos de dificultades económicas como las que atraviesa la nación. Ignacio González tiene peso específico propio y conoce al dedillo los problemas y necesidades de la región. Ha conformado el equipo que hoy gobierna y es legendaria entre los suyos su capacidad de trabajo. No será el mismo estilo, rompedor y directo, al que nos tenía acostumbrados la presidenta madrileña. Pero se le parecerá mucho.
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