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«Así así así gana el ‘‘Huang Ma''»

El Real Madrid levanta pasiones en China, como demuestra esta imagen de algunos de sus seguidores en Pekín
El Real Madrid levanta pasiones en China, como demuestra esta imagen de algunos de sus seguidores en Pekínlarazon

Pekín-Yuang Jianglai echa a volar su imaginación. «Sueño con que Kaká le arrebate el balón en el centro de campo a Messi, controle la bola, salte por encima de todos los jugadores del Barcelona y meta un gol por la escuadra que le dé la victoria al Real Madrid», confiesa este oficinista de Pekín de 28 años que se apasionó por el fútbol hace más de una década, viendo a Zinedine Zidane vestido de blanco. Junto al resto de los 400 socios de la principal peña madridista en la capital china, Jianglai lleva quince días preparando el clásico. Aunque es cierto que el Barcelona ha ganado mucho terreno en los últimos años, miles de chinos siguen prefiriendo al equipo merengue (conocido como «Huang Ma», en mandarín). «El Real Madrid es un equipo de jugadores auténticos, un club más honesto y más directo. El Barcelona utiliza jugadas ensayadas y trampas para engañar al árbitro», afina Jianglai, demostrando que los argumentos futbolísticos cruzan fronteras a la velocidad de la luz, más deprisa que cualquier reflexión cultural o política.

A nivel nacional, el «Club de fans del Real Madrid en China» tiene registrados unos 10.000 miembros, de los cuales al menos 4.000 participan activamente en las diferentes actividades que se organizan. De cara al clásico, por ejemplo, en Pekín han preparado partidos de calentamiento que enfrentarán a hinchas del Real Madrid con hinchas del Barcelona en terreno neutral, la Facultad de Ciencias Químicas. «Quienes realmente entendemos el fùtbol somos los que lo practicamos. Yo empecé a jugar al fútbol de niño, porque mi madre quería que hiciese deporte. Mi primo le dijo que el fútbol era un juego elegante y que el Real Madrid era el mejor equipo del mundo, así que mi madre me compró una camiseta y desde entonces he ido cogiendo afición. Ahora no lo cambio por nada», explica Chen Lihui, de 25 años y con un trabajo en el departamento de ventas de una compañía estatal china.

Las peñas chinas dicen no sentirse demasiado identificadas con los «ultras» del Real Madrid que ven por televisión. «Los chinos somos conservadores, así que no hacemos locuras. Si nuestro equipo gana, nos alegramos y hablamos de los goles durante días. Si el equipo pierde sentimos pena, pero nada más. Algunos chinos se tatúan el nombre de sus jugadores favoritos y se compran chapas, fotos y camisetas, pero eso es lo máximo. No hacemos tantas locuras como los europeos ni tampoco provocamos caos en las ciudades», asegura Lihui, para quien Higuaín es el mejor jugador del Real Madrid, porque «además de marcar muchos goles, es un hombre respetable y sereno».

Aunque ya se ha lanzado la cifra de 300 millones de hinchas pegados al televisor en toda China, lo cierto es que las cifras sobre las audiencias asiáticas suelen exagerarse desde Europa hasta extremos inverosímiles. En realidad, es previsible que sean bastantes menos quienes sigan el partido. Entre otras cosas, porque a causa del cambio horario, el clásico lo verán los más madrugadores y los trasnochadores empedernidos. En Pekín la bola empezará a rodar a las cinco de la mañana. «Yo me levantaré, pero mi novio dice que prefiere trasnochar y esperar despierto bebiendo cerveza con sus amigos», explica Xiao Tan, una estudiante universitaria que ha decorado su habitación con una foto enorme de su ídolo Cristiano Ronaldo.
 

 

Y Miami vibra con el barça
En pleno centro de Coral Gables, justo al sur de Miami, los FC Barcelona Supporters se reúnen cada semana para seguir los partidos del Barça. El clásico no será ninguna excepción. 6 televisiones, una pantalla, cientos de litros de cerveza y muchos «hot dogs» serán el acompañamiento de los seguidores del Barça para el duelo ante el eterno rival. Todo está preparado para acoger a más de 300 seguidores. El Barcelona ya estuvo de gira por Estados Unidos este verano y los estadios estaban a rebosar