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Dudas y nerviosismo tras el baño de euforia

La Prensa británica está dividida. El «Daily Telegraph» aplaudió a Cameron. «The Guardian» dijo que se equivocó y «The Times», en cuya portada Cameron se convierte en el Manneken Pis, cree que el país se queda solo en la nueva Europa.
La Prensa británica está dividida. El «Daily Telegraph» aplaudió a Cameron. «The Guardian» dijo que se equivocó y «The Times», en cuya portada Cameron se convierte en el Manneken Pis, cree que el país se queda solo en la nueva Europa.larazon

LONDRES- Cuando Cameron regresó el viernes por la noche a Inglaterra, un selecto grupo de 30 diputados conservadores le estaba esperando en su residencia oficial campestre, en Chequers. A pesar de gobernar en coalición con los liberal-demócratas, en la cena no había ningún representante de las filas de Nick Clegg, dato significativo.

La velada transcurrió en tono festivo y se brindó varias veces por el «héroe» de la noche. Pero no hay que llevarse a engaños. El triunfo del «premier» ha sido igual que el descorche de las botellas de champán que se tomaron sus camaradas: el tapón salió con mucha fuerza, pero ahora la copa se ha quedado sin burbujas. Pasada la euforia de los tories más euroescépticos, ayer se escuchaban mucho más las voces que advertían de los riesgos que supone caminar en solitario.

Desde que Reino Unido se unió a la Comisión Económica Europea en 1973, ningún líder había utilizado su derecho a veto. Ni siquiera Margaret Thatcher. La «Dama de Hierro» amenazó muchas veces con hacerlo, pero nunca llegó a echar para atrás un tratado. El aislamiento al que Cameron ha llevado al país es, por tanto, algo nuevo y, excepto los conservadores más radicales, nadie parece estar ahora cómodo con la situación. Es más, ayer se respiraba cierto nerviosismo e incluso en la City, donde en un principio aplaudieron al primer ministro por haber evitado un endurecimiento de la regulación financiera, había una gran incertidumbre por la economía de las islas.

El titular del «Financial Times», periódico de referencia para los banqueros, no pasó en absoluto desapercibido. El rotativo señaló que aunque el nuevo tratado intergubernamental tal vez no funcione, el resultado para Londres es una pérdida de influencia. «Lo que está claro es que lo que no resuelve nada es una silla vacía», concluyó.

La City quería independencia y Cameron cumplió con su palabra para salvaguardar sus intereses, pero ahora la sensación de soledad –y sobre todo el enfrentamiento con Sarkozy y Merkel– empieza a causar los primeros temores. No en vano, el parqué londinense cerró el viernes con una subida del 1% comparado con el 2% de Alemania y el 2,4% de Francia.

La pregunta es: ¿Reino Unido ha perdido más de lo que ha ganado? El «premier» no quiso ayer despejar la cuestión. En su lugar, salió a la plaza el ministro del Tesoro, George Osborne, quien recalcó que el Gobierno había tomado «la decisión correcta para el país» al negarse a aceptar la mayor integración económica y política que proponía Bruselas. Eso sí, cuando los periodistas le preguntaron si ahora las filas más euroescépticas pedían más, no pudo ofrecer una respuesta tan clara.

Para muchos «tories», la jugada de Cameron tan sólo indica el principio del camino para salir de la UE. Y aunque desde Downing Street se negó este objetivo, el equipo del primer ministro tendrá que enviar hoy un mensaje más contundente para tranquilizar a los mercados antes de la apertura del lunes.

El que tampoco se dejó ayer ver fue Nick Clegg. Según la Prensa, el viceprimer ministro se ha pasado los últimos días contactando con varios líderes europeos para evitar que Reino Unido caiga en el ostracismo. Está visto que el problema europeo no ha hecho más que empezar para Cameron.