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La primavera tiene los ojos verdes por Antonio PÉREZ HENARES

La primavera tiene los ojos verdes, por Antonio PÉREZ HENARES
La primavera tiene los ojos verdes, por Antonio PÉREZ HENARESlarazon

Atardece sobre la vega de Archidona, el sol se pone lejano por la ancha llanura andaluza, en un horizonte por el que navegan raudos los vencejos y sus primos, los más pequeños aviones. Parecen dirigirse hacia el corazón rojo del astro que se oculta allá a lo lejos, hacia el noroeste, hacia la lejana Córdoba tal vez. Sus siluetas dibujan con sus filigranas el crepúsculo que el hombre atalaya desde lo alto del convento de San Francisco con la extensa campiña a sus pies . El hombre extiende la vista por la luz, que dulcemente se diluye y entrevela, despidiéndose de sus ojos con cariño hasta que ya es penumbra, ya es sombra.Estuve en Archidona, en su ya famosa feria del perro. Centenares, miles de podencos andaluces y manetos, los finos perros de esta tierra, sobre todo cachorros, encuentran allí amo nuevo y acomodo, participando en las jornadas de la Federación de Caza contra el veneno. Se ha logrado bastante, una disminución del 30 por ciento en tan atroz práctica, pero tenemos, todos, que conseguir más, hasta erradicarlo por completo.Del atardecer andaluz paso, al día siguiente, a cruzar la tierras y serranías, dehesas y campos de pan y vino que llevan hacia el norte. Y la primavera tiene los ojos verdes, unos ojos inmensos y luminosos que lo abarcan todo y desde todo lugar miran al alma de quien los contempla con la alegría de la vida incontenible. Los ojos de la primavera sonríen desde todos los rincones y espacios de las tierras que se cruzan, en quebradas, montes, campiñas, bosques y planicies. La primavera tiene más que nunca este año los ojos verdes y en el corazón de sus pupilas chispean las flores como guiño al corazón que atardeció ayer, pero que hoy se extiende de nuevo a la vida risueño y gozoso.