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Sida: La epidemia emerge en Europa del Este y Asia

Los casos en el antiguo bloque comunista se triplican debido al uso de drogas inyectables y relaciones sin protección. Veintiocho años después, la lucha contra el VIH sigue estancada, pese al descenso global en el número de muertes. La llegada de los genéricos puede perjudicar los tratamientos

Sida: La epidemia emerge en europa del este y asia
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Una guerra no se acaba hasta que termina la última batalla. Y la que se libra contra el sida tiene todavía muchos frentes abiertos, algunos más duros que otros, por lo que se auguran más décadas de lucha interminable. A pocos días de que se celebre el Día Mundial contra la enfermedad, los datos no terminan de dar síntomas de esperanza. Pese a que en algunos países las cifras ofrecidas por Onusida indican descensos significativos e incluso se habla de estabilización, no hay que olvidar que no muy lejos de España, en Europa del Este y también Asia, los indicadores son menos alentadores.


En las regiones de Europa Oriental y Asia central el número de personas que viven con el VIH casi se ha triplicado entre 2000 y 2009, de 530.000 a 1,4 millones. En el caso de las defunciones, se multiplican por cuatro, y se alcanza los 80.000 en 2009. Así, se convierten en la única región del mundo donde la incidencia del VIH aumenta con claridad. Desde Onusida, se acusa a esta emergencia de nuevos casos al uso de drogas inyectables –el uso de agujas contaminadas fue la causa del 57 por ciento de los nuevos casos diagnosticados en Europa oriental en 2007–, el comercio sexual y las relaciones homosexuales sin protección como modos claves de transmisión del VIH. Además, se estima que actualmente unos 3,7 millones de personas sufre este tipo de adicción y que una de cada cuatro es seropositiva.
Así, en la Federación de Rusia un 37 por ciento de los 1,8 millones de drogadictos que hay en el país viven con el VIH. Ucrania y Rusia representan más del 90 por ciento de los nuevos casos notificados. Asimismo, Rusia ha reconocido un aumento del ocho por ciento en los casos registrados, mientras que esta cifra es de un 10 por ciento en Georgia y un 22 por ciento en Bielorrusia. Michel Sidibé, director ejecutivo de Onusida, sostiene que «todos deberíamos preocuparnos por el hecho de que algunos países estén eliminando servicios de prevención del VIH para usuarios de drogas por vía parental cuando los deberían estar ampliando. Las epidemias que se propagan principalmente por esto pueden expandirse con rapidez si no se dispone de servicios de prevención del VIH».


Desde esta organización se culpa de este repunte a la reducción de los programas de prevención. «Europa oriental no puede quedarse atrás en la revolución de la prevención. Las pruebas muestran inequívocamente que los programas de reducción de daños salvan vidas y son una inversión inteligente», añadió Sidibé.
Situación bastante comprometida para España, si se tiene en cuenta que hasta aquí llegan grupos de inmigrantes de estas zonas. En concreto, más de medio millón entre Rumania y Bulgaria y casi 300.000, según los últimos datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística. Además, de todo la población que llega «sin papeles» a través de las mafias, los mercados de la droga y la prostitución.

«Buenas nuevas»
No todo son malas noticias, aunque las novedades llegan de forma lenta. Mientras se espera a la tan ansiada vacuna, los científicos han descubierto formas de la infección en los que el sistema de defensa humano mantiene a raya a la enfermedad sin necesidad de medicamentos. Se conocen como los «controladores», sólo uno de cada 300 pacientes tiene la capacidad de hacer frente y luchar contra la enfermedad con sus propias armas: las proteínas. Según explica Bonaventura Clotet, que dirige el Irsi Caixa, el centro pionero de investigación del sida en el Hospital Germans Trias i Pujol de Barcelona y presidente de la Fundación Lucha contra el Sida: «Hay un grupo de infectados, menos del tres por ciento, cuyas proteínas celulares intervienen e impiden la replicación del virus. Otros pacientes tienen un código genético o HLA determinado que favorece y permite reconocer los antígenos virales y reaccionar frente a ellos de la forma adecuada».


Conocer cómo funciona este escudo natural es la meta que se han marcado los científicos. Mientras unos se embarcan en el descubrimiento de estos mecanismos, otros logran dar pasos importantes. Esta semana, como publica el «New EnglandJournal of Medicine», se comunicaban los resultados del primer ensayo mundial sobre la eficacia de un método de prevención del VIH denominado «profilaxis de pre exposición oral» o PrEP (por sus siglas en inglés) que muestran un 43,8 por ciento de reducción de nuevas infecciones entre hombres que tomaron una pastilla antirretroviral diaria para prevenir el VIH en comparación con quienes tomaron un placebo.


Mediante el ensayo iPrEx se ha encontrado una nueva forma de profilaxis. Este trabajo evaluó la seguridad y eficacia del fármaco antirretroviral TDF/FTC –cuyo nombre comercial es Truvada, de Gilead– tomado una vez al día para la prevención del VIH en hombres homosexuales negativos a la infección, mujeres transexuales y otros hombres que mantenían sexo con hombres. La investigación, realizada entre 2007 y 2009, contó con la participación de 2.499 hombres procedentes de Perú, Ecuador, Brasil, Suráfrica, Tailandia y Estados Unidos. El análisis inicial de los resultados incluye a participantes que fueron seguidos hasta mayo de 2010. Aunque aparecieron menos efectos secundarios entre quienes tomaban la medicación, los autores señalan la necesidad de investigaciones a más largo plazo sobre la seguridad del fármaco.
Además, como señala Enrique Ortega, presidente de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (Seisida), «en el camino terapéutico hacia una forma de inmunización definitiva, hemos reformulado las bases de las nuevas vacunas y trabajamos con nuevas ideas. Quizás estemos más cerca de una vacuna terapéutica, para enfermos infectados, que de la profiláctica. Por ello, animamos a la población a no bajar la guardia nunca».

Adiós al miedo
A los problemas económicos se le suma una tendencia de la que hablan los médicos con preocupación: la pérdida de respeto a la infección. «Si ya no voy a morir de sida, pues no me protejo, ¡que más da si hay fármacos!». ¿Por qué esta nueva actitud? Si bien es cierto, la Medicina ha conseguido cronificar la enfermedad, «pero algo no estamos haciendo bien porque sabemos que la mejor arma de combate es la profilaxis y ese mensaje parece que no cala», lamenta Ortega, presidente de la Sociedad Española Interdisciplinaria del Sida (Seisida).
Todo ello desencadena el problema del infradiagnóstico tardío, que llega a suponer hasta un tercio de los casos de enfermos, «se debe a que las personas realizan prácticas de riesgo y después no van al médico. De los 100.000 o 120.000 casos –que se detectan en España– un 30 por ciento no saben que están infectados», subraya Daniel Zulaika, especialista en enfermedades infecciosas y coordinador del Plan del Sida (Osakidet).


La consecuencia directa: «Llegar al hospital con un sistema inmune debilitados que ha propiciado un cáncer en estado avanzado o una infección muy grave que puede llegar a acabar con la vida del paciente, dejarlo postrado en una cama o una silla de ruedas. Lo que se podría haber evitado si se hubiera hecho la prueba unos tres meses antes llegar así a vivir 70 años», añade Zulaika. En este sentido, Ortega manifiesta que «hoy día, la transmisión sexual ha superado a otros tipos de contagio y hay que poner especial atención en ello y no bajar la guardia».


Sin embargo, Federico Pulido, médico de la Unidad de VIH del Hospital Doce de Octubre de Madrid, no cree que este problema sea tan agudo. «No hay datos fiables para decir que, en general, ha habido una bajada de guardia. Sí que la habido en dos perfiles que se han incrementado: los varones jóvenes homosexuales desde hace dos o tres años, que claramente han perdido la sensación de riesgo. El otro perfil más nuevo son los inmigrantes, principalmente latinoamericanos y subsaharianos. También ha habido un incremento aunque en una proporción menor, de Europa del Este», expone Pulido. Lo que concuerda con la teoría de que la epidemia emergente en Europa del Este es un problema a tener en cuenta.

Suma y sigue
Otro de los frentes en esta lucha se abre con la crisis económica que afecta sobre todo a la financiación de los tratamientos. A pesar de que el número de nuevas infecciones en el mundo se ha reducido casi un 20 por ciento en la última década, sólo un 35 por ciento de los infectados de países en desarrollo tienen acceso a tratamiento antirretroviral, según alerta el Informe Mundial de Onusida. No obstante, de casi los 15 millones de infectados que viven en países en desarrollo, sólo 5,2 reciben tratamiento, por lo que 10 millones de personas en el mundo carecen de medecamentos. Además, desde las grandes organizaciones, entre las que se encuentra la Fundación Bill & Melinda Gates, se pone de manifiesto la escasez de fondos y donativos para esta enfermedad, dinero que financia los tratamientos de los países más pobres y para los que se necesita más recursos económicos.


Desde Onusida se estima que faltan 10.000 millones de dólares para responder de forma contundente a la epidemia. Desde 2007, cuando la inversión ascendía a 7.700 millones, a 2008 se han reducido en 100 millones las aportaciones, con lo que la tendencia en situación de crisis parece ser, cuanto menos, crítica. «Es una pena que los logros que hemos alcanzado gracias a la sensibilización mundial contra esta enfermedad se vean mermados con la crisis económica y la consiguiente reducción de donaciones. En este momento, hay que ser más creativos a la hora de manejar los recursos disponibles», apunta Zulaika.

 

Abaratar los tratamientos
La pérdida de las patentes puede generar la multiplicación de las pastillas que se deben tomar

Antes que perder los logros conseguidos en los últimos 25 años, todos ponen su grano de arena para evitar un mayor desastre. En este caso, las farmacéuticas apuestan por la puesta en común de patentes para abaratar la lucha con el VIH, tal y como informa el Fondo Internacional para la Compra de Medicamentos (Unitaid). Este paso puede suponer un ahorro de miles de millones de dólares. «La competencia con los laboratorios de genéricos provocará una caída de los precios», como explica a Efe Ellen't Hoen, experta en propiedad intelectual de Unitaid. Hace diez años un tratamiento costaba 10.000 euros, hoy 67.
No sólo se trata de un aspecto económico, sino también terapéutico. En unos años, «la mayoría de los fármacos perderán su patente, medicamentos que en sí son capaces de reunir en una sola pastilla diferentes compuestos que los pacientes toman en un solo gesto y que con la llegada de los genéricos pueden llegar a multiplicarse como ocurría al principio de la enfermedad», subraya Enrique Ortega, presidente de Seisida.


Los especialistas auguran que de ser así los enfermos perderían adherencia a un tratamiento que necesita un seguimiento del cien por cien para evitar las trágicas consecuencias que llega a desencadenar el olvido de la toma de una pastilla. «En España, algunas comunidades, como Andalucía o el País Vasco tienen una serie de conflictos porque recetan unos compuestos genéricos que no se parecen a los que deberían. Existen diferencias entre ambos y el cambiar uno por otro puede tener repercusiones en el tratamiento del paciente, de ahí la alarma surgida», explica Ferderico Pulido, médico del Hospital Doce de Octubre de Madrid.
Para solucionar esto, se ha bajado el precio de los medicamentos con patente, «hace unos meses bajó hasta un ocho por ciento en el preparado FTC. En general esto ha salvado la situación y ha bajado el coste», manifiesta Pulido. Debido a esta situación los especialistas han elaborado un documento que evalúa las repercusiones de que llegue a extenderse esta situación a nivel nacional.