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Callejón extremo y estibador

Callejón, extremo y estibador
Callejón, extremo y estibadorlarazon

Y yo con estos pelos

Atiende a todo el mundo que se lo requiere y no hubo que movilizar a ninguna embajada para ficharlo. No tiene derecho a pasarse con el fijador.

Una cuestión previa. Antes de que el lector malintencionado haga un chiste fácil con el nombre del delantero del Real Madrid (del tipo «Callejón sin salida»), recordemos que su apellido materno es Bueno. En eso, empatados. Ahora hablemos de estilismo capilar.
Cuenta la leyenda que Bernabéu pidió a Paul Breitner que se rasurase la barba y adecentase el pelado afro que lucía a su llegada. Error. Al presidente lo que le molestaba del alemán no era su cabello, sino su convicción maoísta. Don Santiago no era un lerdo que pretendiese que veinteañeros millonarios vistiesen como alumnos jesuitas, pero tampoco era un hombre de izquierdas. El Madrid, como el club con más simpatizantes de España que es, debe estar por encima del aspecto de sus futbolistas. Si fue campeón de Europa con las trenzas de Karembeu o el chándal remangado de Anelka y pretende fichar a Neymar, ¿por qué criticar a Callejón? Total, para lo que cuenta con él Mourinho… siempre puede ser útil si lo cogen por los pies y barren el vestuario con sus pelos.
El problema es que el chaval es de Motril y no pone cara de estar oliendo pedos de mandril cuando le colocan un micrófono delante. Si un tío normal luce un pelado extraño, enseguida lo convertimos en una diana. Callejón atiende a todo el mundo y no hubo que movilizar a ninguna embajada para ficharlo. Ergo, no tiene derecho a pasarse con el fijador. Así de fina es la frontera entre la exquisitez «fashion» y la charlotada. Terminaremos leyendo que el mamarracho de Guti es Petronio, «arbiter elegantiarum».

Lucas Haurie

El atril humano

Ha demostrado varias cosas y todas ellas positivas para hacerse con un huequito en el grupo: es de estética capilar arriesgada.

A José Callejón, tocayo de aquel que está llamado a protagonizar el nuevo advenimiento madridista, le espera un futuro muy prometedor. No hay más que observar a Esteban Granero para darse cuenta de que Mourinho tiene tendencia a escoger a algún que otro canterano como jugador de confianza, al que obsequia con su simpatía y al que da su sitio en los entrenamientos y el vestuario. Parece que a Granero le va estupendamente bien y que con eso ya encuentra la felicidad porque no aspira más que a permanecer tal y como está, así que suponemos que Callejón, en su papel de púlpito, será, en breve, un soporte imprescindible para el predicador que ha de dirigir al pueblo blanco hacia la tierra prometida y habrá encontrado su lugar en el mundo. Callejón ha demostrado varias cosas y todas ellas positivas para hacerse con un huequito en el grupo: es de estética capilar arriesgada (no llega al flequillo cementero de Cristiano Ronaldo, pero también provoca alguna subida de ceja), posee todavía el ímpetu juvenil del que agradece los minutillos finales con enormes besos al escudo y gestos a la grada y apunta maneras de futbolista sobreactuado y repelente, así que, ante cualquier contratiempo en el estado de forma de Di María, estamos seguros de que el rival no notará la ausencia del argentino, al que aprovechamos para proponer como firme candidato al Premio Mayte de Teatro después de su actuación del sábado. La de Callejón fue más bien intrascendente, pero que nadie se preocupe: sus lumbares siguen intactas y preparadas para la próxima celebración en la banda.

María José Navarro