Roma
El último sueño de Cleopatra por César VIDAL
El general Marco Antonio encarnó para ella la oportunidad de llevar una política independiente de Roma
Cleopatra pretendió quedar al margen de la guerra contra los asesinos de César, su antiguo amante. Sin embargo, la situación no podía durar. En el año 41 a. de C. fue convocada por Marco Antonio, uno de los sucesores de César, a Tarso con la finalidad de que se explicara. El romano quedó abrumado por la egipcia y se convirtió en su amante. El episodio no hubiera tenido mayor trascendencia de no ser porque Marco Antonio fue llamado a Roma para que contrajera matrimonio con Octavia, la hermana de Octavio, sobrino y sucesor de César, y porque Cleopatra dio a luz unos mellizos cuya paternidad atribuyó a Antonio. Ni Antonio estaba dispuesto a enclaustrarse en Roma ni Cleopatra a perder una pieza de tanta relevancia. En el 36 a. de C., Marco Antonio viajó a Oriente para combatir a los partos y rogó a Cleopatra que se reuniera con él en Antioquia. En contra de la ley romana y de la prudencia política, contrajeron matrimonio. Para remate, el 34 a. de C., Antonio y Cleopatra –que llevaban una vida pespunteada por interminables diversiones y borracheras– anunciaron que el antiguo imperio de Alejandro iba a dividirse entre ésta y sus hijos. La declaración era un ataque directo contra la hegemonía romana en el Mediterráneo. Cleopatra pretendía llevar una política independiente y anunciaba que sería una continuación del imperio alejandrino. Si Roma no reaccionaba de manera inmediata, su poder sería quebrantado por una coalición mediterránea acaudillada por Cleopatra y secundada por uno de sus mejores generales. Los escritos que nos han llegado insisten en el entusiasmo por la futura derrota de Roma y la creación de un orden basado en la armonía universal. En el 32 a. de C., Octavio logró del Senado la declaración de guerra contra Cleopatra y al año siguiente las flotas de Roma y de Egipto se encontraron en Actium. La batalla se zanjó con la victoria de Octavio, y Cleopatra se retiró a Egipto. A esas alturas, sabía que Octavio iba a ser el vencedor, de manera que hizo llegar a Marco Antonio la noticia de que había muerto, provocando en el romano una tristeza tal que decidió suicidarse, y luego se vistió con sus mejores galas para intentar seducir a Octavio. La primera parte del plan funcionó con exactitud; la segunda fracasó. Cleopatra apenas había llegado a la cuarentena, pero Octavio consideró que lo mejor que podía hacer con ella era exhibirla encadenada en el cortejo del triunfo en Roma. La egipcia optó por suicidarse valiéndose, según la tradición, de la mordedura de una serpiente. Con ella, se esfumaba el último gran enemigo de Roma hasta la llegada de los bárbaros siglos después y también desaparecía la independencia de Egipto, convertido a partir de entonces en provincia romana.
La fecha: 31 a. C.Hay batallas que son determinantes. El resultado decide que la Historia avance por un camino o por otro. La batalla en Actium enfrentó a Octavio contra Cleopatra y su nuevo amor, el militar romano Marco Antonio. El enfrentamiento naval desfavorecía a este último, que hubiera preferido que el conflicto se hubiera resuelto en tierra firme. La leyenda dice que cuando vio recoger el velamen de su nave a Cleopatra, él abandonó la lucha y se lanzó a perseguirla. Lo cierto es que Roma, y sus legiones, persiguieron a los dos hasta Egipto, donde los dos amantes encontrarían su final. El mismo que para casi todos los enemigos de Roma.
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