OPINIÓN: Cuestión de confianza

La confianza en un comercio no se gana cambiando los dependientes, ni pintando el letrero de verde. Es de sentido común que si una tienda vende productos obsoletos y caros, y quiere ser rentable, o cambia su estrategia –vende productos de calidad y se hace competitiva– o ahondará en su mala gestión y acabará echando el cierre. Esto es lo que ha hecho Zapatero: redecorar el escaparate. No ha querido afrontar el problema. Ha cambiado el Gobierno por la crisis interna de su partido y la rebelión de los barones, pero no por la crisis más importante: la económica.
Y ahora presume de tener un Gobierno que va a mejorar en información y comunicación. Pero la confianza no se gana sólo con la comunicación. Primero hay que gobernar bien. Y gobernar bien no es subir los impuestos ni ahogar a las familias. Tal vez lo que debería hacer es fijarse un poquito en Madrid. Es la Comunidad en la que menos impuestos se pagan, la que lidera la renta per cápita española, y la que atrae el 65 por ciento de las inversiones extranjeras. Sin aumentar el gasto se puede administrar con rigor y eficacia los recursos. Que le pregunten a Esperanza Aguirre.
La confianza no es un acto de fe. Se gana jugando bien y limpio, con una estrategia clara y adecuada a las necesidades de los ciudadanos. No se gana dando patadas al contrario, que más que gobernar parece que se están preparando para entrar en la oposición.