Dos del calvo

Benzema ganó al Hércules. Dos golazos. Ya no lo humillan ni abuchean. Con el público del Real Madrid ha sucedido lo que en España. Que ha perdido sabiduría y temple. Un gran mérito de Mourinho el de sacar a Benzema del pozo de la autoestima. Es un jugador formidable. A su manera. Los forofos tontos quieren que sea un trotón absurdo, de esos a los que se elogia «su gran pundonor». Y no. Benzema es un primer violín de una gran orquesta y hay que considerarlo como tal.

Lamento decirlo porque suena a muy antipático. Pero los dos futbolistas más mimados, adorados y amnistiados por la afición del Real Madrid en los últimos veinticinco años –Juanito y Raúl– han establecido el valor que ha de suponerse a los futbolistas de hoy y de mañana, y ello nos lleva al desastre. Cada vez que veo a Villa meter un golazo con la camiseta del Barça me acuerdo de Raúl, de Mijatovic, de Calderón, de Florentino y de Valdano. Pregunto con inocencia. ¿Valdano y Raúl son socios en alguna empresa?

Benzema se ha ganado el respeto con sufrimiento, soledad y goles, no con chismes ni influencias ni falsos ataques de coraje innecesario. El calvo es un formidable jugador. Bueno, no es calvo. Lo parece. Como otros parecen madridistas y no lo son.