Murcia
OPINIÓN: Me estoy quitando
Ahora que cualquier cosa que no convenga al de enfrente puede ser constitutivo de delación, persecución o ahí te meto un palo en el lomo alto para que te lo comas desde el anonimato, que mira que valiente soy de francotirador de los huevos, reconozco que me estoy quitando. Pero no de fumar, que ahí resisto chupando del filtro con el tabardo hasta las orejas en la puerta del bar, junto a un buen grupo de maquis de la nicotina casi emboscados, no sea que nos dé por encender el Ducados a menos de doscientos metros de una zona verde y nos denuncie por no respetar la ley el mismo que le tira los huevos a Valcárcel. Quita, quita, que me estoy quitando de la gente que todavía no se ha dado cuenta de que es mejor sentarse a hablar de lo que nos une, para empezar a llegar a acuerdos sobre lo que nos distancia. Yo creo que después de todo lo que ha pasado en Murcia –y mira que lo avisamos por activa, pasiva y perifrástica- lo mismo hace falta que mujeres y hombres buenos se tomen un café y le metan calma y un poco de sentido democrático a la cosa, en vez de salar la herida para que cicatrice en falso. Porque la imagen de pedregales que hemos mandado al exterior, es como una uña. Los discursos dobles –buenas caras delante de las cámaras y dale con la estaca por detrás, a ver si revienta- son propios de sociedades que se quedaron en los albores de la evolución. Aquí no debe pasar eso, que las palabras y las fotos quedan impresas para siempre y a lo peor hay gente que dentro de unos años se arrepiente de ese paso tan mal dado. Así que yo ya me estoy quitando de los que tienen su hogar en la negrura del comentario. Y de los que empujan al desatino mientras se restriegan las manos con OMO, que lava más blanco. Que haya alivio y sálvese el que pueda.
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