Convenios colectivos
Manuel Pimentel será el árbitro en la disputa entre AENA y los controladores
Los controladores aéreos y USCA ya tienen árbitro que medie en sus disputas. Ambas partes acordaron ayer, tras una maratoniana jornada, que Manuel Pimentel tercie en la negociación sobre el convenio de este colectivo si el 31 de enero no hay acuerdo.
Tal y como decidieron ambas partes el pasado 23 de diciembre, la negociación seguirá abierta hasta finales de mes. A partir de entonces, Pimentel –que estará asesorado por dos abogados, uno de cada parte– tendrá hasta el 28 de febrero para emitir un laudo sobre las materias que no hayan sido consensuadas en la negociación. Los aspectos pactados serán respetados por el arbitraje.
La elección del árbitro era capital para que USCA y AENA pudieran proseguir con sus conversaciones. Según el preacuerdo de diciembre, en el caso de no haber llegado a ningún acuerdo, las negociaciones se hubiesen dado por finalizadas hoy mismo, lo que hubiese dado paso, casi con total probabilidad, a que el gestor hubiese solicitado un laudo arbitral para cerrar definitivamente el conflicto.
Jornada laboral y salario serán, probablemente, los asuntos con los que el ex ministro de Trabajo Manuel Pimentel haya de bregar. El gestor quiere mantener la jornada de 1.670 horas de actividad aeronáutica anual, aunque flexible en cuatro niveles de entre 1.200 y 1.500 horas en función de la actividad de cada aeródromo. USCA, por su parte, quiere que dicha cifra se rebaje a 1.440 dentro de un par de años alegando que incluso así, superarían la media de sus colegas europeos.
Por el momento, y según fuentes del gestor aeroportuario, aunque ambas partes han expresado en repetidas ocasiones su predisposición a alcanzar un acuerdo, no se ha rubricado pacto alguno sobre ninguno de los asuntos que se han puesto sobre la mesa.
PERFIL: Talante negociador
Manuel Pimentel, que no estaba en los primeros puestos de las quinielas, se ajusta al perfil que el Gobierno buscaba como árbitro del conflicto. El ex ministro de Trabajo de José María Aznar es un experto en relaciones laborales, curtido en mil batallas de negociación con los interlocutores sociales. Precisamente, su marcado talante negociador le valió para que Aznar volviera su mirada hacia el por entonces secretario general de Empleo cuando Javier Arenas dejó Trabajo, tras su elección como secretario general del PP. A los pocos meses de su nombramiento, Pimentel salió del Gobierno por la puerta de atrás, comunicando su decisión mediante un fax.
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