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Amenaza que algo queda por Enrique Miguel RODRÍGUEZ
En «Espejo Público» el gran tema a debatir ayer martes fue el casi eterno Caso Urdangarín. Las amenazas que, según algunos periódicos, habría lanzado el abogado de Diego Torres, incluyendo en las mismas un suculento botín para no tirar de la manta, fueron inmediatamente desmentidas por los citados abogados. Alguno, con verdadero enfado, y tratando de delincuentes a los que tenían intenciones de chantajear a la mismísima Casa Real. Seguro que la verdad se impondrá. Pero cuando llegue ese momento también doy por sentado que la parte a la que le crecerá la nariz por mentirosos admitirá su falsedad y la disfrazará con mil insidias. En mi intervención comenté que esto no es nuevo, recordando cuando se filtraba hábilmente a los medios que Javier de la Rosa iba a tirar como siempre de la manta. Que lo mismo pensaban hacer Ruiz Mateos, Mario Conde o algunos de los implicados en el 23-F. Todos ellos decían tener pruebas para poner a la monarquía contra las cuerdas. Al final, la realidad se impuso y todo quedó en lo que podríamos denominar estrategias jurídicas en beneficio de los abogados defensores, que, por cierto, les salieron muy mal ya que todos los que hemos nombrado han sido condenados. El otro tema, afortunadamente más distendido y frívolo, fue la anulación de la boda entre Guti y Romina Belluscio, compañera y amiga de «Espejo Público». Jesús Mariñas, en este periódico, ya dio por segura la ruptura. Ellos hablan de aplazamiento. El tiempo nos dará la respuesta. Lo que considero una infamia es decir que Romina se vino desde la Pampa Argentina para hacer las Españas, que significa en esas procaces bocas tratar de casarse bien o, en su defecto, liarse mejor aunque pase la pobre muchacha por «La otra».
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