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Valcárcel no se olvida de Lorca

La Razón
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El 13 de mayo de este mismo año y durante el funeral por las víctimas del terremoto en la Ciudad del Sol, el todavía presidente en funciones José Luis Rodríguez Zapatero se daba golpes de pecho ante los lorquinos y les prometía, entre los escombros aún calientes, que nunca se olvidaría de ellos, incluso, cuando desaparecieran las cámaras de televisión. Después hemos visto a su gobierno regatear hasta el último céntimo en las ayudas que se reclamaban desde la ciudad devastada y, a día de hoy, apenas han llegado dos millones de euros a la capital del Guadalentín para su reconstrucción. Eso sí, al anunciar las ayudas Rodríguez Zapatero puso la cara circunspecta que tanto le caracteriza, una cara que suele ir acompañada de gestos que inducen a pensar que miente como un bellaco o que ni él mismo se cree lo que está diciendo. Pues bien, a punto de salir por la puerta de atrás de La Moncloa, porque en la principal le están esperando los seis millones de parados que nos deja como herencia, de Lorca no se ha acordado nadie, excepto los miles de murcianos, entidades, cajas de ahorro y gobierno Valcárcel que, dentro de sus propias estrecheces, se han rascado el bolsillo para volver a levantar una ciudad quebrada por la tragedia. Ayer mismo y pese a los lógicos y elementales recortes que experimentan la mayoría de los departamentos, Lorca quedaba reflejada en ellos como algo intocable. Así lo hacían las consejerías de Obras Públicas y Cultura, que contemplan en sus presupuestos casi veinte millones extraordinarios para actuaciones futuras en la ciudad y su rico patrimonio. Lorca sólo parece estar olvidada para el gobierno saliente, que no hizo nada de lo prometido y se va dejándolo todo para el que viene después. Da lo mismo. Allá ellos y su conciencia. Porque los que estamos detrás seguiremos remando para que esa bella y laboriosa tierra tenga el mañana que se merece. En Lorca se han unido dos graves circunstancias: el terremoto y la crisis, y ambas situaciones deben ser superadas sin complejo alguno y con el compromiso nítido de que obrará el milagro. Pero obras son amores y no buenas razones, y lo que ayer hicieron Obras Públicas y Cultura es poner el acento en los amores, que como las obras, consiste en procurar que se cumplan los objetivos de sacar a Lorca de su colapso.