Nueva York
París retoma el «bicing» para coches eléctricos
El servicio de «Autolib» entrará oficialmente en funcionamiento el próximo 5 de diciembre en la capital francesa. El Ayuntamiento busca hacer de la ciudad de la luz un lugar «más respirable»
Tras el «self service» de bicicletas que en 2007 revolucionó el modelo de desplazamiento urbano en la capital francesa, ahora nace «Autolib». Con esta versión motorizada, el Ayuntamiento de París busca a partir de diciembre hacer de la llamada ciudad de la Luz un lugar «más respirable». Aunque aún en pruebas, 66 «bluecars» están desde este mes disponibles y al servicio del usuario, que sólo tiene que suscribir un abono, recoger el vehículo completamente eléctrico en una de las 33 estaciones y dejarlo en cualquier otra de esta red, que se ampliará a más de mil antes de verano. El objetivo: alcanzar los seis mil puntos de estacionamiento en 46 localidades de París y su región y un parque automovilístico de tres mil turismos a medio plazo.
Si la idea ya existía en otras urbes como Nueva York o en países como Holanda, la particularidad de «Autolib» es su compromiso con el medio ambiente. Estos pequeños utilitarios, que no superan los 130 km/h, son cero por ciento contaminantes, contribuyendo así a cumplir con la reducción del 20 por ciento de emisiones de gases de efecto invernadero a la que Francia se comprometió para el año 2020. Con este proyecto las autoridades locales esperan reducir el parque de automóviles privados en casi 23.000, lo que representa 165 millones de kilómetros menos recorridos por vehículos contaminantes.
250 km de autonomía
Al frente de esta apuesta está el empresario francés André Bolloré, adjudicatario del contrato, y que ha invertido 1.500 millones de euros en desarrollar una batería de nueva generación, litio-metal-polímero, con la que pretende revolucionar el mercado de los eléctricos. Somos los únicos en fabricar una batería seca que se inflama a 180 ºC, mientras que las actuales lo hacen a los 70º (lo que le dota de mayor eficiencia)», explica el industrial, que destaca su gran capacidad de almacenamiento, cinco veces superior a las de la competencia, dotándola de una autonomía de 250 kilómetros.
La apuesta es arriesgada, ya que no espera rentabilidad alguna antes de siete años, para lo que será necesario captar ochenta mil abonados que utilicen un coche dos veces por semana y durante al menos una hora.
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