Gobierno de España

El perro del hortelano por Alfonso Merlos

La Razón
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Así son ellos. Ni comen ni dejan comer. Es la irresponsabilidad, la desfachatez, el querer estar a todas y a ninguna. Si tuviesen dos dedos de frente y uno de decencia los socialistas castellano-manchegos deberían estar debajo de las piedras. Digámoslo sin tapujos y sin rodeos: han dejado a una de las autonomías con más solera y proyección de España en suspensión de pagos, en la quiebra técnica, haciendo malabarismos sobre un delgadísimo hilo. En lo imposible.

Es difícil pensar en un comportamiento más bajo y más cainita. Naturalmente todos los políticos tienen derecho a errar. Son humanos. Pero una vez consumada la metedura de pata, y ésta ha sido hasta el corvejón, han de tirar del carro. Y eso significa ayudar al nuevo Gobierno, apoyándole en sus aciertos y empujándole a comprender sus errores hasta rectificarlos. Esté al frente María Dolores de Cospedal o quien venga pasado mañana. Trabajando, en definitiva, por el interés general. ¿Es tan difícil? ¿Es mucho pedir?

Parece que sí. Porque ésta parece ser una reflexión de marcianitos para los epígonos de Bono y Barreda. ¿A qué viene ponerse detrás de la pancarta y las bocinas cuando han hundido en un lodazal, ellos mismos y con sus manos, el mercado de trabajo? ¿A qué viene tanta algarada cuando han tenido décadas para generar prosperidad y no han traído sino la ruina, la decadencia, y por ende la falta de esperanza y de ilusión?

No se trata de apelar machaconamente a la «herencia recibida», porque lo que este país necesita es mirar al frente y pisar fuerte. Pero por favor, señores socialistas, después de llevar a la pura ruina a un edificio sólido y alto, lo último que deberían hacer es poner zancadillas y toda suerte de impedimentos a quienes vuelven a cimentarlo. Es dolorosísimo y costosísimo. Pero es la única forma de volver a ser grandes y fuertes. Por patriotismo y por compasión, háganse a un lado.