Actualidad

Seguridad Defensa y Unión Europea por Ángel Tafalla

La crisis de la eurozona no es un mero problema económico; también tendrá consecuencias en la política exterior y de seguridad a nivel mundial 

La Razón
La RazónLa Razón

Los problemas económicos nos obsesionan. No seré yo quien discuta su primacía en el trance en que España y Europa en general se encuentran. Pero creo que no es discutible que otras materias –la Seguridad y la Defensa son dos de ellas– son importantes. Intentaré contribuir a estas últimas, no sólo porque a ellas he dedicado mi vida profesional, sino también porque pienso que hay una especie de obsesión con los temas económicos que está polarizando la totalidad de la energía intelectual y mediática de nuestra nación.

Si nuestra osadía al unirnos por una moneda común sin tener política monetaria integral, ni mucho menos fiscal o laboral acordada, desemboca en un liderazgo alemán –como es previsible– se podrían generar adicionalmente en el ámbito de la Seguridad común ciertas consecuencias negativas. Tratar de identificar alguna de ellas es el propósito de estas líneas.
Soy de los que creen que si no conseguimos profundizar en el camino emprendido por un euro común, nuestra Unión Europea (UE) no resistirá. El quedarnos como hasta ahora no es una alternativa. Avanzar o disolverse son las únicas opciones. Pero deshacer la UE sería sinónimo de caer en la irrelevancia como agente de Seguridad en el mundo globalizado en el que vivimos. Si esto sucede no hay mucho más que elaborar, al menos en este campo: dejaremos de contar ante EEUU, China, India y el resto de las potencias emergentes.

Pero si logramos sobrevivir, todo parece indicar que los temas económico políticos –la unificación fiscal es claramente uno de ellos– nos llevarán a una convergencia con el modelo alemán. Actualmente la clase política de este país parece vacilar sobre garantizar o no el euro. Si interpreto correctamente lo que está pasando –simplificándolo al máximo–, parece que lo que la Sra. Merkel nos quiere decir es: primero reformas en la eurozona y después ya veremos las garantías económicas que os damos.

La percepción histórica del liderazgo alemán en Europa –o más bien de los intentos de conseguirla– pienso que está un poco distorsionada. Las dos guerras mundiales parecen demostrar que los alemanes han tratado de utilizar siempre la fuerza para conseguirlo. No me considero un historiador, ni es quizá éste el momento ni el lugar para tratar de probarlo, pero creo que es demostrable que Alemania siempre ha intentado hacer valer su peso económico –al menos inicialmente– para alcanzar la hegemonía europea. Tras la reciente y extenuante experiencia de la reunificación alemana y teniendo en cuenta las limitaciones de su actual Constitución, es difícil negar esta tendencia.

Estas inclinaciones primordialmente económicas podrían explicar la aproximación a Rusia, gran mercado potencial y además suministrador principal de energía para Alemania tras su reciente y brusco cambio de política sobre centrales nucleares.

Desde los tiempos de la Ostpolitk pasando por el proceso de Meseberg de mayo del 2010, Alemania ha tratado de dar cada vez más voz política a Rusia en los asuntos europeos. Pero Rusia sí emplea su músculo militar para afianzar su lugar en la esfera mundial ¡y de qué modo! Las reacciones al proyecto de defensa contra misiles balísticos ( ABMD) de la OTAN es uno de los últimos ejemplos; el conflicto con Georgia del 2008, otro.

Así que el acercamiento de Alemania a Rusia está teniendo el precio de disminuir apreciablemente sus contribuciones a la OTAN y a la Seguridad global en general, como quedó evidenciado en la campaña de Libia, aunque ya antes sus aportaciones militares en otros teatros no se correspondían ni con su peso militar ni con sus aspiraciones en Naciones Unidas.

La UE ya carecía antes de capacidades militares significativas para actuar como agente mundial. Pero si ahora se va a transformar en algo más «alemán», la pérdida de peso global en Seguridad puede llegar a ser significativa. Recordar que con todas sus riquezas Roma fue conquistada por los bárbaros. No confiemos en ser eternamente defendidos por los norteamericanos. Ellos tienen ahora otras prioridades y diferentes problemas de seguridad.
Si el futuro económico de la UE pasa por Alemania, el de Seguridad y Defensa pasará por Francia –nuestra última esperanza en este campo– pues a Reino Unido no lo veo profundizando en nuestra Unión, más bien lo veo fuera de esta Europa reforzada. Las contradicciones económicas británicas –querer estar en la UE, manteniendo a la vez su adorado aislamiento– los conducen hacia la irrelevancia en un plazo medio. Es en este cambiante panorama, no sólo económico sino de seguridad, en el que España debería intervenir tratando de defender nuestras prioridades y sensibilidades.

Mal negocio para la UE cambiar el guardián norteamericano por el ruso arrastrado por la visión alemana. Parafraseando por libre a Churchill podríamos decir –esta vez a Alemania– que si elige economía antes que Seguridad, podremos acabar sin ninguna de ellas. Pero deberá ser Francia quien en esta ocasión lo pueda decir con autoridad. España podría ayudar. La crisis de la eurozona no es un mero problema económico; también tendrá consecuencias en la política exterior y de seguridad a nivel mundial.

 

Ángel Tafalla
Almirante (R). Grupo Atenea