Sevilla

Diego Ventura: «Quiero hacer historia»

Después de su ausencia del San Isidro 2009, el rejoneador Diego Ventura se ha salido con la suya y este año participará en tres de las cuatro corridas del arte del rejoneo que se anuncian en el serial madrileño.

Revuelo
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Ha cortado cuatro orejas en Sevilla y ahora le espera Madrid para confirmar su liderazgo. Tras su ausencia en el año 2009, Diego Ventura vuelve a Las Ventas como él quería, con tres corridas y un solo objetivo: el triplete de puertas grandes. La marca, de consumarse, sería histórica en el mundo del rejoneo.–¿Tres tardes en Madrid son muchas, o se las has ganado?–Entre 2007 y 2008 corté doce orejas y salí en hombros por la Puerta Grande todas las tardes. Cuando se logran cosas fuera de lo normal, lo lógico es pedir más de lo normal. Pero no quiero que esto se vea como una exigencia, sino como un compromiso con la plaza más importante del mundo. Torear tres tardes en Madrid es muy bonito, pero también muy duro. Te obliga a cumplir las expectativas y se pone de manifiesto el verdadero nivel de una cuadra de caballos. Digamos que no hay posibilidad de esconderse o de aliviarse.–En el año 2009 también quiso torear tres tardes, no hubo acuerdo con la empresa y se quedó fuera de San Isidro. ¿Podemos decir que ha ganado el pulso este año?–Yo tampoco quiero verlo así. Es verdad que he hecho valer mis méritos, pero la empresa también ha tenido una buena actitud. El año pasado perdí mucho dinero al decidir no firmar por dos tardes, pero me daba lo mismo. Madrid me ha dado mucho y yo quería responderle de una manera especial.–¿El público de Madrid es tan duro para el rejoneador como lo es para el torero?–Es un público muy entendido que, por encima de todo, lo que te exige es una entrega absoluta. Si tú no te ofreces a tope lo nota enseguida y te lo recrimina. En Madrid hay que ir al cien por cien. –¿A medida que se va acercando la Feria de San Isidro, aumenta su preocupación?–Sinceramente, no. Me encuentro en un gran momento y estoy impaciente, contando los días que faltan para que llegue la cita con Madrid.–Presume, no sin razón, de la calidad y variedad de su cuadra de caballos. ¿El triplete de Madrid es una buena oportunidad de demostrarlo?–Por supuesto. Voy a lidiar seis toros y en cada toro suelen sacarse cuatro caballos. Si estamos hablando, por tanto, de veinticuatro caballos, yo sacaré alrededor de veinte animales distintos. No creo que haya algún compañero con veinte caballos listos para torear. ¡Pero ojo, para torear en Madrid, no en un pueblo!–¿Cómo es posible tener tantos caballos de nivel?–Desde luego, a base de trabajar muchísimo. Cualquier que me conozca sabe que estoy preparando caballos entre diez y doce horas diarias todos los días del año excepto cuando tengo que torear. Digamos que, en plena temporada, es cuando de verdad descanso. Los días más duros son aquellos en los que no actúo en alguna plaza. –De todos modos, su mejor caballo, «Manzanares», murió el pasado año por una enfermedad bastante inusual. ¿Ve a alguno que pueda ocupar su lugar?–Quizá «Revuelo», pero aún es pronto para asegurarlo. «Manzanares» lo tenía todo. Era un caballo completísimo que ponía banderillas de frente, quebraba de maravilla, galopaba de costado, hacía piruetas perfectas… Además era de una belleza extraordinaria. Encontrar otro caballo así es muy difícil, si no imposible. Yo, en este aspecto, he sido bastante desafortunado porque se me han ido muriendo grandes caballos en su plenitud: «Guaraná», «Trincherazo», «Isco», «Café», «Jaleo»… Pero es que, además, «Manzanares» tenía sólo cinco años y le quedaba por dar lo mejor de sí. Fue un caballo que hizo historia en dos temporadas. De haber vivido hubiera llegado a cotas inimaginables. –Hay una corriente crítica en torno al tipo de corridas que lidiáis los rejoneadores, casi todas de encaste Urquijo-Murube. ¿Son tan fáciles como se dice?–Estas ganaderías son las mejores, las de más calidad. Puede salir alguna corrida floja o de poca movilidad, pero en un porcentaje muy pequeño. Para el toreo a caballo que se hace hoy se requiere un toro con calidad. Antes se toreaba de otra forma, más rápido y con más caballazos, pero Joao Moura y Pablo Hermoso de Mendoza cambiaron el rejoneo y para llegar tan cerca de los toros, torear tan despacio y arriesgar tanto, el toro tiene que tener ritmo y clase. –Hablando de Pablo Hermoso. ¿Entiende su postura de quedarse fuera de San Isidro porque usted toreabas tres tardes, y él, sólo dos?–No lo entiendo. De hecho, la empresa le ofreció también tres tardes y no quiso porque no estaba dispuesto a abrir plaza en ninguna, o incluso la opción de matar seis toros en solitario. Pero nada. Él quería torear dos corridas y que yo no toreara tres. Ya en 2009 se había negado y por eso me quedé fuera. Es como si estuviera obsesionado conmigo.–¿Realmente, qué cree que hay detrás de todo esto?–Mira, yo no puedo asegurar nada, pero lo que sí te digo es que, desde el año 2000 en el que debuté en Madrid, todavía no he logrado coincidir una sola tarde con Pablo Hermoso de Mendoza. Para colmo, en el único año en el que estuvimos anunciados juntos (el 2008) justo unos días antes de la corrida se tuvo que operar para quitarse unos clavos que tenía en la rodilla desde hacía doce meses. En resumen, que por muchas ganas que tengo de que nos veamos las caras en Madrid, no hay manera. Yo tengo muy claros los motivos, pero que cada aficionado saque sus propias conclusiones.–¿Los despachos pueden más, a veces, que los triunfos?–Más que mis triunfos parece que sí. En ciudades como Salamanca, Bilbao, Pamplona o Logroño no he debutado todavía. En Arles corté el año pasado seis orejas y dos rabos y ni me han llamado para 2010. Y Simón Casas, por ejemplo, me ha dejado fuera de Nîmes, Valencia y Alicante, sus tres plazas. Salí el año pasado en hombros de las tres, y en Alicante y Valencia hice faenas que sitúo dentro de las mejores de mi vida. Bueno, pues ni me ha llamado tampoco. María Sara, que apodera a Leonardo Hernández, es la que le confecciona a Simón los carteles de las corridas de rejones. Vuelvo a lo de antes: que cada uno saque sus propias conclusiones… –Volviendo a Madrid ¿Cuál es su objetivo?–Mi deseo es cuajar, al menos, un toro a gusto cada tarde con el toreo que estoy haciendo ahora, muy puro y muy de frente. Pero mi objetivo, no te voy a engañar, es salir a hombros por la Puerta Grande las tres tardes. Es muy difícil, pero lo intentaré por todos los medios. Quiero hacer historia.

Una cuadra de primeraOrobroidCaballo lusitano de 8 años, tordo, con el hierro de Paulo Caetano. Para banderillas. Va al toro muy de frente, bate al pitón contrario y sale muy artista de la suerte. Galopa a dos pistas y ejecuta grandes recortes por dentro de las tablas. Es un caballo muy poderoso.

MoranteLusitano de 8 años, tordo, con el hierro de Manuel Braga. Para banderillas. Hace el toreo con mucha pureza y remata la suerte pegando un bocado en los pitones del toro. Es el caballo más difícil de Diego Ventura por su temperamento, y con él ha sufrido varios percances.

RevueloLusitano de 7 años. Tordo rodao, con el hierro de Río Frío. En su día fue de Hermoso de Mendoza, que acabó vendiéndolo en Portugal. Ventura lo adquirió el pasado año y ha trabajado mucho con él. Puede convertirse en el sucesor de «Manzanares» por su belleza y grandes cualidades.