Barcelona

El abrazo de Vergara por Julián García Candau

La Razón
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El abrazo de Casillas y Xavi en el escenario del Campoamor fue más sincero que el de Vergara, aunque ambos personalizaran también, salvando las distancias, la lucha entre isabelinos y carlistas, la paz entre los generales Maroto y Espartero. La particularidad de este caso estaba en que Cabrera reside en Madrid. Casillas y Xavi se dieron un abrazo al recibir el Premio Príncipe de Asturias para dejar constancia de que entre ellos, a pesar de las insidias de Mourinho, que pretendió convertirles en enemigos irreconciliables, hay más lazos afectivos que los simples actos de compañerismo entre dos futbolistas que han vivido juntos desde las selecciones de base y ganado dos veces la Eurocopa y una el Mundial.
Han sido los futbolistas de Barcelona y Madrid quienes han impuesto la serenidad en los enfrentamientos. El seny, en este caso, ha sido compartido. Siempre habrá roces porque en lo deportivo hay deseos del corazón que no siempre comparte la cabeza. Sin embargo, la presencia de los capitanes en el Campoamor y su comunión cuando se convierten en compañeros de equipo no es hecho circunstancial. Ya en tiempos de tribulación, sobre todo Casillas, dieron un paso adelante para acabar con las tensiones a las que les llevaron los mensajes del «Special one». Ciertamente, aquella actitud pacificadora y entrañablemente amistosa del capitán madridista no la entendió su entrenador y desde entonces se vive en constante marejadilla. Iker ha demostrado sobradamente que es hombre de una pieza. No quiere vivir de rodillas ante el dictador.
Posdata. La votación del Balón de Oro abrirá más la brecha entre «Mou» e Iker.