Estados Unidos
Caos en el «Gran Hermano» del espionaje estadounidense
Esta semana conocíamos que el sistema de espionaje creado para mantener protegido a Estados Unidos es tan grande que es imposible determinar su eficacia. Un gigante de tal complejidad que «en realidad nadie sabe si funciona», aseguran fuentes de los servicios secretos. Te desvelamos algunas claves de los procesos con los que se intervienen millones de comunicaciones a diario. Miles de personas elaboran informes cada día que luego nadie lee ni investiga.
El gobierno estadounidense creó tras el 11-S de 2001 un sistema de espionaje y operaciones clandestinas tan complejo y secreto que «en realidad nadie sabe si funciona», según un reportaje publicado esta semana por «The Washington Post».Conocemos que Estados Unidos trabaja, entre otros, sobre dos proyectos de espionaje e inteligencia desde hace años. «Echelon», que es considerada la mayor red de espionaje mundial y «Carnivore», un software de rastreo de las comunicaciones en Internet.El informe publicado ahora, al que dedicó dos años la periodista ganadora de un «Pulitzer» Dana Priest en colaboración con William Arkin, presenta el sistema de inteligencia de EE UU como un caos en el que mucha de la información que se genera se queda, incluso, sin leer.Echelon, el «Gran Hermano»Controlada por Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Australia, y Nueva Zelanda, «Echelon» actúa para «pinchar» comunicaciones en casi todo el mundo. Un proyecto en el que intervienen miles de funcionarios de la NSA (National Security Agency) y que abarca el análisis automático y la clasificación de todas las capturas, que suman hasta 3.000 millones de comunicaciones cada día.Estaciones de intercepción electrónica y satélites espaciales capturan gran parte de las comunicaciones establecidas por radio, satélite, móviles y fibra óptica. Las señales se procesan en unos superordenadores, conocidos como diccionarios, programados para buscar patrones específicos en cada comunicación. De este modo, los internautas que envían por ejemplo correos electrónicos que incluyan algunas de las palabras consideradas como peligrosas por los servicios secretos como «CIA», «Mossad», «terrorismo» o «bomba», son susceptibles de ser monitorizadas por el denominado «Gran Hermano».«Los analistas que descifran, traducen y resumen los documentos y conversaciones obtenidos por los espías dentro y fuera del país publican unos 50.000 informes de inteligencia cada año»,informa «The Washington Post», y agrega que «es un volumen tan grande que a muchos de esos informes nadie les hace caso».«Carnivore», el rastreador en la RedEl software de «Carnivore» es empleado por el FBI. Se instala en los proveedores de acceso a Internet y, tras una petición proveniente de una instancia judicial, rastrea todo lo que un usuario hace durante su conexión a Internet. Cómo realiza este análisis y su alcance real se mantienen en secreto. Se considera que actúa en total relación con el sistema espía «Echelon» e, incluso, que no es más que una de sus múltiples herramientas. Su finalidad es la de espiar la información en la Red, desde correos electrónicos hasta páginas visitadas pasando por archivos transferidos.Todo cambió con el 11-SDespués de los ataques terroristas de 2001 el Congreso de EE UU comprometió 40.000 millones de dólares adicionales al presupuesto de la defensa nacional, a los que sumaron 36.500 millones agregados al presupuesto de 2002 y 44.000 millones del de 2003.El servicio de inteligencia fue reformado y ampliado, y ahora es tan grande que «nadie sabe tampoco cuánto cuesta, cuánta gente emplea, cuántos programas existen dentro de él o cuántas agencias hacen las mismas tareas», según la investigación periodística.«Después de nueve años de gastos y un crecimiento sin precedentes, el resultado es que el sistema creado para mantener protegido a Estados Unidos es tan grande que es imposible determinar su eficacia», insiste el informe.Entre los datos, se menciona la existencia de 1.271 agencias del Gobierno y 1.931 compañías privadas «que trabajan en programas relacionados con el antiterrorismo, la seguridad nacional y la inteligencia en unos 10.000 sitios en EE UU».«Hay unas 854.000 personas que tienen autorización especial para el acceso a materiales secretos», añade, y destaca que «en Washington y sus alrededores, desde septiembre de 2001, se han construido o están en construcción 33 complejos de edificios para trabajos del máximo secreto».
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