Crisis económica
Huelga sin huelguistas
La historia demuestra que en España manda lo exagerado y la desproporción. No hay punto medio ni estación intermedia. Por poner un ejemplo dicen que la segunda República lo fue, pero sin republicanos. La huelga de ayer en España también lo fue, pero sin huelguistas. El 29-S no va a pasar a la historia de la lucha sindical y sus conquistas. Sobre todo porque ni siquiera han conseguido llegar al empate. Es claro que ha habido una huelga pero no un paro. España ha vivido una huelga pero el país no ha parado. El Gobierno ha procurado no dar más «palos» que los estrictamente necesarios para controlar, que no reprimir, la actuación de los hinchas del sindicalismo rancio anclado en décadas pretéritas. Zapatero sabe que buena parte de su electorado le ha recordado que no debe hacer caso al libre mercado sino al voto cautivado con un programa incumplido. Por mucho que el Gobierno tienda la mano no hay marcha atrás. La economía española está bajo vigilancia internacional les guste o no a Tojo y a Méndez. Zapatero sigue pensando como ellos pero sabe que las subastas de deuda pública española dependen de la ortodoxia. No hay más remedio. Y ojo con las apreturas que nos vienen este otoño. Los amores de verano desaparecen en cuanto se caen las hojas. No basta con conseguir una renegociación de treinta mil millones de la deuda el pasado mes de julio. Esto hay que arreglarlo cuanto antes. El problema es que Zapatero forma parte de la avería por sus propios méritos.
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