Londres y París urgen a la OTAN para que intensifique los ataques

 La situación es muy diferente en Misrata, el último bastión rebelde en el oeste de Libia, donde gran parte de sus 300.000 habitantes se encuentran bajo el asedio de las tropas gubernamentales desde hace casi dos meses y donde la mayoría de las víctimas son civiles. La agencia de la ONU para la protección de los niños (UNICEF) ha revelado que en las últimas tres semanas han muerto al menos 20 niños en Misrata, la mayor parte de ellos menores de 10 años, y muchos más han resultado heridos.

Los menores están siendo blanco de los francotiradores, igual que cualquier persona que salga a la calle, en un intento de aterrorizar a la población, según la ONG Emergency, que ha conseguido introducir un equipo de 7 médicos en la ciudad bloqueada por las fuerzas de Gadafi, a la que sólo se puede acceder por mar. El equipo de la organización relata en su página web que los combates son constantes en Misrata, con los cohetes Katiusha golpeando las zonas habitadas. Los rebeldes controlarían el noroeste de Misrata, mientras los gubernamentales mantienen la zona este y el centro se lo disputan ambos dos bandos.

Allí es donde están desplegados los francotiradores de Gadafi y los revolucionarios han tomado la carretera de la costa, que lleva a Trípoli, precisamente en un intento de cortar los suministros de municiones a los gadafistas. Ante la situación de «impase», tanto Francia como Gran Bretaña han exigido a la OTAN que intensifique el apoyo aéreo en una crítica nada velada a la manera de dirigir la operación que, en su opinión, ha perdido contundencia. La respuesta de la OTAN es que no tiene más medios.