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Presos y democracia por Iñaki Ezkerra

La Razón
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Para el 7 de enero el mundo de ETA ha montado una manifestación en Bilbao en la que exigirá a Rajoy una «política penitenciaria democrática». Pero el dedo en la llaga de la democracia lo ponían ayer Daniel Portero, Ángeles Pedraza y otros representantes de asociaciones cívicas cuando recordaban en una rueda de prensa los tres centenares de casos de asesinato que siguen sin resolverse por una Justicia, que no ha podido contar con la colaboración de esos presos de ETA que aman tanto la paz y reclaman medidas de gracia. Si no ha habido colaboración con la Justicia no se ha cumplido por lo menos uno de los requisitos fundamentales del famoso artículo 100.2 del Reglamento Penitenciario que abre la puerta a los beneficios de los reclusos. Si, además de chulearnos y no condenar los atentados de ETA, siguen encubriendo a sus «compañeros de lucha» para que los crímenes queden impunes, lo democrático no es darles premios. Asistimos hoy al surrealista espectáculo de quien pide amnistías cuando un 40 por ciento de los asesinatos les han salido gratis a sus autores y éstos se han dado la amnistía a sí mismos. Ya no es una cuestión moral ni legal sino lógica. Para indultar a alguien hay que juzgarle y condenarle primero. Ya sólo falta que reclamen el indulto antes de cometer el asesinato. En la rueda de prensa de ayer Maite Pagazaurtundua tuvo palabras de gratitud para Javier Zaragoza, el fiscal jefe de la Audiencia Nacional que reemplazó a Eduardo Fungairiño en plena negociación del Gobierno con ETA. Una de las famosas decisiones de Javier Zaragoza fue poner en libertad a De Juana Chaos antes de que terminara aquel triste 2006. Eso le debemos.