La euroyihad despierta

Como reacción a la crisis de las caricaturas, un grupo de escritores, intelectuales y periodistas, entre ellos Bernard Henri Levy, Salman Rushdie o Hirsi Ali publicaron en el semanario francés «Charlie Hebdo» un manifiesto bajo el título «Juntos, haciendo frente a un nuevo totalitarismo».
Las dos coordenadas centrales que marcan el atentado frustrado en el norte de Europa (búsqueda de bajas masivas y de un escarmiento a los defensores de la libertad de expresión) deben reforzar las convicciones de quienes defienden el imperio de la democracia en suelo comunitario, proclama fundamental de aquel valiente documento rubricado en 2006.
Es la hora recalcar, en efecto, que como todas las formas ideológicas bajo las que se viste la tiranía, el islamismo radical bebe de las turbias fuentes del miedo y la frustración; de remarcar que la lucha de Europa debe desarrollarse en el campo judicial y policial sin olvidar la batalla de las ideas; de insistir en que, lejos de un choque de civilizaciones, lo que se plantea en el viejo continente hoy es la división entre quienes creen en los derechos humanos universales y quienes se aferran a modelos teocráticos de opresión.
Y sobre todo, es el momento de pregonar que el espíritu crítico de los demócratas no decaerá por mucho que se les tache desde la otra orilla de «islamófobos», un concepto gastado que confunde la crítica que se hace del salafismo armado con la estigmatización de los seguidores del islam.