Pamplona

«Una estrella Esto no es nada al lado del pop»

Hace tiempo que Joshua Bell no tiene que pelear por demostrar nada. Se instaló joven en la cima y al poco le pusieron la etiqueta de «estrella». Pero el chaval de Indiana que deslumbraba con catorce años hoy es una realidad asentada que sabe que el trabajo es lo primero.

 
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En su gira se cuelan tres citas en España: ayer fue en Pamplona, hoy llega al Palau de Barcelona y mañana al Auditorio Nacional dentro del ciclo Ibermúsica. Tocará, junto al prestigioso Royal Concertgebouw, el «Concierto para violín nº 1, en Sol menor» de Bruch.

-Hábleme de esta pieza...
-Es uno de los grandes conciertos de violín y uno de mis favoritos. Lo he tocado desde joven, cuando tenía 13 años. El único problema es que, como es tan popular y a menudo lo abordan jóvenes y estudiantes, a veces los músicos olvidamos que es una de las obras maestras del XIX. Estoy encantado de tocarla aquí con un director, Semyon Bychkov, que cree en la obra, y con una de las grandes orquestas.

-«La llevo tocando desde joven». Eso suena a pasado...
-(Risas) Bueno, me gusta al menos parecerlo. Pero la primera vez que vine a tocar a España fue en 1985. ¡No puedo ser tan joven, porque de eso hace ya 25 años!

-¿En qué punto está su carrera en estos momentos?
-Estoy feliz, en una posición que me permite elegir lo que hago. Después de tanto tiempo de giras, aún mantengo el calendario a tope, con 120 conciertos al año. Y lo hago porque me encanta: no me he quemado todavía. Soy muy afortunado. Para mí es importante seguir creciendo y haciendo cosas nuevas. No dejo de esforzarme por aprender piezas, toco mucha música de cámara y estudio para dirigir, en concreto, con la Academy of St. Martin in the Fields.

-Hay obras que un tenor no aborda hasta la madurez. ¿Y usted?
-Nunca he creído en esperar: se aprende haciendo las cosas. Creo que aún estoy mejorando, lo cual es bueno. Hay momentos en la sala de ensayos en los que tengo pequeñas revelaciones, me doy cuenta de que puedo lograr un sonido un poco mejor aún... Pero eso exige luchar, no dormirse en los laureles.

-¿Significa que si se duerme pueden expulsarle del «podio»?
-(Risas) Hay sitio para mucha gente en la música clásica, esto no es como el tenis, donde tienes que ser el número 1. Aunque supongo que hay algo de eso, debes mantenerte a la vista para seguir actuando. Pero no es mi preocupación.

-¿Cómo se siente con la etiqueta «estrella de la música clásica»?
-Ya sabes: hay sitios en los que nada más salir al escenario el público me trata como una superestrella, y otros donde no saben quién soy. En cualquier caso, comparado con un músico de pop, esto no es nada. En mi último álbum, «At home with friends», toco, entre otros, con Sting, Regina Spector y Josh Groban. Ahí he visto lo que significa ser realmente famoso. Y, de hecho, doy gracias por no tener ese tipo de fama. Sería difícil...

-Siguen gustándole los cruces entre lo clásico y lo popular...
-Yo lo trato todo como música seria. De hecho, lo que toco intento llevarlo al terreno de la música clásica, ponerle mi sello. No pretendo en ningún momento ser un músico pop. Ni siquiera me gusta el término «Cross-over» (cruce de géneros). La música es música. De hecho, me siento más cercano a la belleza de una buena melodía pop que algunas de las llamadas composiciones clásicas modernas, que no me emocionan en absoluto.

-¿Y si echamos un vistazo a su i-Pod estarán «My funny valentine» y The Beatles, como en este disco?
-Bueno, me interesa un poco el country, tengo algo de música latina, algo de Sting,... Pero mayormente, el 95% de lo que toco es música clásica y mi iPod está repleto de grandes sinfonías, cuartetos y cosas así. Es lo que me emociona.

-¿Qué opina de lo que sucede con las descargas, con algunas legislaciones restringiéndolas?
-No conozco bien el tema, pero es sin duda un momento difícil para la industria musical, hay muchas cosas que están cambiando. Pero me gusta la tecnología y creo que es mejor cuanto más puede alguien tener libre acceso a la música. La tecnología hace que vivamos en una comunidad global. Aunque no entiendo bien, ¿a qué te refieres por restricciones?

-En países como Inglaterra y Francia, la legislación permite cortar la conexión de internet al usuario.
-El problema es que la tecnología está avanzando tan rápido que no sabemos cómo adaptar las leyes a ese ritmo. Con el tiempo encontraremos la solución. En cualquier caso, no me preocupa.