Damasco
Alepo o el destino de Asad
Las fuerzas del régimen bombardean con artillería pesada barrios en los que aún permanecen civiles. Controlar la capital económica supone ganar la mitad del país
«Los bombardeos son tan potentes y continuos que no se puede distinguir unos de otros», relató a LA RAZÓN un residente de Salaheddin, uno de los barrios más castigados por la ofensiva de las fuerzas sirias contra Alepo. «El Ejército está empleando artillería pesada contra civiles», denunció la fuente, antes de agregar que el régimen «ha bombardeado por tierra y aire». Enormes columnas de humo y fuego en edificios se pudieron ver en las imágenes mostradas por el canal Al Yazira. Muchos vecinos de este barrio periférico, bajo control de los rebeldes, se han visto obligados a abandonar sus hogares a consecuencia del fuego de artillería.
Miles de civiles se han refugiado en mezquitas y escuelas, mientras que otras familias han huido en coche. La crisis humanitaria empieza a agravarse a medida que crecen los combates y los productos básicos y alimentos comienzan a escasear en Alepo. «La violencia aumenta a medida que más fuerzas militares llegan desde Hama e Idlib para apoyar a las tropas de Asad ya desplegadas en el oeste de Alepo», denunció a Al Yazira un activista. La locura de la guerra podría llevar a la destrucción de esta ciudad milenaria, Patrimonio de la Humanidad. En el centro financiero y comercial del país, las fuerzas gubernamentales y los rebeldes se están jugando el destino de la guerra. Las tropas de tierra y los tanques entraron ayer por el sureste de la ciudad para sitiar los barrios periféricos e impedir a los rebeldes avanzar sus posiciones hacia el centro de Alepo. Pero los combatientes del Ejército Libre de Siria (ELS) que han ganado experiencia en combates han llevado a cabo emboscadas para detener a los blindados y han destruido cerca de una decena de tanques e incluso abatido un helicóptero con lanzacohetes. Los rebeldes confían ciegamente en su victoria.
El capitán Amar el Wawi, «número dos» del ELS en Turquía, se ha unido a la batalla en Alepo, como otros altos mandos de rebeldes. Y es que el control de la segunda ciudad de Siria es el control de la mitad del país. Los rebeldes se juegan el todo o nada en Alepo, y por ello los militares desertores más experimentados están ahora en el frente de batalla. «[Alepo] es las venas de la economía del país. Su caída implica la caída de la mitad del régimen», declaró Al Wawi, antes de detallar que el ELS ha cambiado su estrategia «de la defensa al ataque». Aunque lo más probable es que las tropas del régimen logren recuperar la ciudad, pues son superiores en número y poseen armamento pesado, han perdido el apoyo de las zonas rurales. El ELS ha conseguido quebrantar la lealtad al régimen.
Ayuda internacional
Por su parte, el presidente del Consejo Nacional Sirio (CNS), el principal grupo opositor en el exilio, Abdelbasset Sida, reclamó ayer una intervención internacional urgente para evitar que se produzca una matanza en Alepo. «Nuestros amigos y aliados tendrán la responsabilidad por lo que está ocurriendo en Alepo si no se mueven pronto», afirmó Sida durante su visita a Emiratos Arabes Unidos.
Rusia defiende su base militar en tartús
Que la caída del dictador sirio, Bachar al Asad, está cada vez más cerca es un hecho que se pone de manifiesto día a día. Ayer mismo se dio un paso significativo que refleja que Damasco ya no cuenta con la fidelidad de sus aliados. El jefe de la Armada rusa, el vicealmirante Viktor Chirkov, aseguró que retirarán a los oficiales destinados en la base naval de Tartús, en la costa mediterránea de Siria, si ésta llegaba a ser atacada. «Si tenemos que evacuar al personal actualmente desplegado allí, seguro que lo haremos», advirtió Chirkov en una entrevista.
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