Agricultura
OPINIÓN: Más ética
Todo el sector citrícola participó en la promoción de un contrato de compraventa, homologado por el Gobierno, que estaba llamado a contribuir de manera decisiva a garantizar una seguridad jurídica y unos precios dignos al productor. Sin embargo, la realidad ha sido otra bien distinta.
Hemos constatado que solo cuatro de 500 empresas citrícolas usan el contrato y no en todos los casos. El comercio no solo ha defraudado las esperanzas de los agricultores, sino que también ha echado a perder con toda la intención del mundo un mecanismo idóneo para estabilizar el eslabón más débil de la cadena agroalimentaria. Este mercado basado en el abuso y en la búsqueda del dinero fácil y rápido a costa del productor debe pasar página. Las administraciones han de apostar por un negocio no reñido con la ética, plasmado en un código de buenas prácticas que premie a los comerciantes que aportan precios justos para el agricultor y que penalice a aquellos que no aplican actuaciones sensatas, como es el contrato.
Cerramos un año agrario marcado por precios de auténtica ruina en la mayor parte de los cultivos, aunque también con un cierto margen para la esperanza. En Bruselas se ha abierto un debate precisamente en torno a la endeble posición que ocupa el productor dentro del mercado, al tiempo que el comisario de Agricultura encara la futura PAC desde un punto de partida más justo en materia de reparto de las ayudas.
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