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La cobardía de Àngel Ros por Toni Bolaño

La Razón
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¿Alguien puede pensar en dirigir Cataluña cuando renuncia a dirigir el PSC? La respuesta la conocimos ayer en el congreso del PSC. Y tiene nombre, Àngel Ros. A algunos les cuesta perder. No les gusta verse rechazados. Están en posesión de la verdad y no aceptan que la mayoría les lleve la contraria. Piensan que no hay mejor victoria que no tener una derrota. Por eso, disfrazan su retirada de sacrificio personal en aras de sumar. Esto es lo que ha hecho Àngel Ros. El flamante candidato que defendía una amplia renovación del PSC, que apostaba por la voz propia del socialismo catalán, ha optado por poner sordina a la voz de los delegados socialistas y esconderse tras otro candidato, Joan Ignasi Elena. Eso en román paladino tiene nombre: cobardía.

Ayer comentábamos que Pere Navarro había robado la cartera a los otros dos candidatos. La retirada de Ros es la prueba del algodón de esta afirmación. El alcalde de Lérida aspira a ser candidato socialista a la presidencia de la Generalitat. Aspira a serlo ganando unas primarias. Sin embargo, ha negado al congreso socialista el derecho a decidir. El apoyo de los militantes parece no interesarle. Seguramente porque se auguraba su derrota. Su retirada le deja en evidencia. El candidato nonato Ros, que se calificaba como el hombre de la renovación y de la participación, ha menospreciado a los delegados socialistas.

En cambio, Elena se ha reafirmado como un líder emergente. El viernes le presionaron hasta la saciedad para que retirara su candidatura a favor de Ros. Al final, su tesón le ha hecho subir enteros, al margen incluso del resultado. Un resultado que ha dado una mayoría sólida a Pere Navarro. Ahora le toca hacer una candidatura de integración para iniciar una nueva etapa. Tendrá que rodearse de los mejores y llevar adelante una renovación que no puede dejar al margen a personas con experiencia como Miquel Iceta o nuevos valores forjados en el mundo municipal como el alcalde de Cornellà, Antonio Balmón.