La amargura de la derrota

No hay nada peor que negar la evidencia. Hay dirigentes del PSOE que se quieren consolar culpando de la derrota a la crisis económica y a las medidas adoptadas. No hay autocrítica y no es un retroceso, sino un tsunami electoral. La convocatoria de elecciones depende de Zapatero y nadie cuestiona su legitimidad para seguir, pero le convendría someterse a una moción de confianza aunque lo mejor es disolver las cámaras. En el PSOE ha comenzado la guerra interna y asistimos a un lamentable «sálvese quien pueda». La ingratitud humana no me sorprende. Es tan habitual que los que ocupan responsabilidades políticas o empresariales tienen que estar acostumbrados a ello. Hay que ir ligero de equipaje. Los que antaño eran sus fieles seguidores quieren ahora que convoque un congreso extraordinario y sobre todo que se vaya. No soy amigo suyo, pero le aconsejaría que se ahorre la agonía de la continuidad. Las medidas que hay que tomar en los próximos meses serán impopulares y deberá asumir una incómoda bicefalia. Lo mejor es abandonar a tiempo.