Nueva York

Ben Gazzara: anatomía de un actor indomable

Ben Gazzara nació con el inconveniente de un rostro común, sin notoriedades, muy alejado de la belleza angular de Paul Newman o de la agresiva expresividad de Marlon Brando, intérpretes que también provenían de la teoría del Actor's Studio.

Ben Gazzara: anatomía de un actor indomable
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Gazzara superó esa desventaja inicial con carácter, que es lo termina dando a los rasgos su verdadera identidad, que es el patrimonio de una persona, su auténtico «deneí». Gazzara fue capaz de que el carácter acabara imponiéndose sobre el físico. Un intérprete debe saber ocultar las evidencias más claras, como la cara. Y él lo logró desde el comienzo, con aquella adaptación teatral de «La gata sobre el tejado de zinc» que dirigió Elia Kazan. Adquirió su magisterio en las tablas, en su dilatada experiencia en el teatro, aunque eso le costara en ocasiones perder grandes papeles y oportunidades en el celuloide, como él mismo confesó.

El actor, que falleció ayer a los 81 años en Nueva York como consecuencia de un cáncer de páncreas, logró hacerse un hueco a través de grandes películas de la talla de «Anatomía de un asesinato», de Otto Preminger, un filme de empaque, por el que la mayoría todavía le recuerda, y que fue nominada a siete Oscar. Aunque su presencia se ha mantenido viva para el espectador gracias a trabajos más recientes en los que ha participado, como «El gran Lebowski», de los hermanos Coen. En Hollywood había debutado con «The Strange One» en 1957, pero enseguida se convirtió en el actor fetiche del director John Cassavetes, su amigo.

Hombre indómito
A su lado encarnó a personajes de grandes cintas como «Maridos», (1970), «La muerte de un corredor de apuestas chino» (1976) y «Noche de estreno» (1977). Aquellos fueron años de rebeldía, en los que apenas se sometía. Era su leyenda de hombre indómito. Una época en que Gazzara y Cassavetes tenían que buscarse también la manera de producir las cintas, en ocasiones, incluso, poniendo su propio dinero. Gazzara, como él mismo reconocería, participaría en todos los aspectos de un filme. No era un rostro más del reparto. Pero esa energía era algo que se había aplacado, durante su última época, cuando apreciaba la tranquilidad de su retiro y disfrutaba leyendo a los novelistas rusos, que fueron, en realidad, los disidentes del siglo XIX. Otro papel que reseñó la Prensa y la crítica fue su interpretación de Al Capone en la cinta de Steve Carver, o el enigmático Klein en el thriller «The Spanish Prisoner» (1997), deDavid Mamet.


Un tándem de éxito
Fue una de sus grandes películas junto a su amigo y director John Cassavetes. «Noche de estreno» es uno de los grandes homenajes que el cine ha hecho al teatro. En ella, la esposa de Cassavetes, Gena Rowlands, y el actor retratan el mundo de la escena desde detrás de las bambalinas.


Un intenso romance
Ben Gazzara, de origen italiano, se casó en tres ocasiones a lo largo de su vida. Pero, sin embargo, su relación más sonada fue el romance que mantuvo con la actriz Audrey Hepburn. Los dos se encontraron durante el rodaje de «Bloodline», filme del que ambos eran los protagonistas principales.