Barcelona
ANÁLISIS / El PSOE llama a la rebelión ciudadana
Rubalcaba, discutido por parte de la militancia, busca reconciliarse con los que le dieron la espalda en las urnas
Han pasado 84 días desde que el PSOE estrenara secretario general. Y ya hay críticas. No llueve nunca a gusto de todos, y menos después de dos históricas derrotas electorales y un congreso federal que dejó al socialismo sumido en la depresión. El vituperio llega de los perdedores, de quienes apostaron por Chacón en un cónclave que se libró a cara de perro y dejó no pocas heridas abiertas. Son éstos los que aprovechan cualquier sondeo, propio o ajeno, para reprobar la estrategia de Rubalcaba. «El PP se desgasta, pero nosotros no crecemos», se les escucha por los pasillos del Congreso, donde a menudo despellejan a su número uno: que si fue tibio en la respuesta a la huelga general; que si el tono del reproche al Gobierno no es suficientemente duro; que si gran parte del equipo elegido no tiene experiencia; que si nunca antes –salvo alguna excepción– se ha visto una dirección de tan bajo perfil político. Alguna razón deben, tener en esto cuando Rubalcaba y su número dos, Elena Valenciano, han tenido que echar mano de las viejas glorias del partido que no incluyeron, sin embargo, en la Ejecutiva que salió del 38º Congreso. Tres nombres como muestra: Ramón Jáuregui –a quién han encargado un ambicioso trabajo de revisión de la arquitectura constitucional–, Txiqui Benegas –en quien se ha delegado toda la interlocución con el PP sobre la financiación de los partidos y sus fundaciones– y Francisco Fernández Marugán –cerebro presupuestario que, a pesar de no haber sido incluido en las listas electorales, está trabajando con denuedo en las enmiendas a las cuentas públicas–. Pero más allá de la levedad o no del equipo que hoy tiene las riendas de la calle Ferraz, Rubalcaba no acaba de encontrar su perfil. Si un día dio nombre a un comando al que se le atribuyeron estrategias implacables, otro se le colgó el sambenito de maquiavélico y al siguiente se le acusó de ser el cerebro de no se sabe cuántas y oscuras maniobras. En lo que lleva de líder del PSOE ha cuidado al detalle sus apariciones públicas, ha medido sus palabras y ha evitado el griterío y el cuerpo a cuerpo en el Congreso las pocas veces que se ha medido con Rajoy. Las respuestas vocingleras y gruñidoras las ha delegado en otros/as. Y eso le ha valido el reproche de quienes perdieron el congreso federal, que no ven tras él las cualidades de un número uno. Los suyos, los de su generación, los que forman el disco duro del socialismo, le demandan por el contrario sentido de Estado, responsabilidad y coraje para sentarse con el presidente del Gobierno y acordar medidas que saquen a España de esta situación de emergencia nacional.
Así las cosas, el secretario general del PSOE en los últimos días ha dado muestras de que tiene intención de responder a los que quieren jarana y una oposición no útil sino implacable frente al Gobierno. Si hace un par de meses desde Ferraz se dieron instrucciones para que ningún dirigente apareciera en las protestas estudiantiles de Valencia y Barcelona y se envió una delegación de segundo nivel a la manifestación de la huelga general, ahora llaman directamente a la rebelión social.
La dirección del PSOE ha visto en los recortes a la Sanidad y la Educación, pero también en las subidas de impuestos y en la errática política de comunicación del Gobierno, el hueco por el que buscar la reconciliación con los que le dieron la espalda en las urnas. Hace una semana, Valenciano ya deslizó la estrategia: primero, buscar la complicidad de sindicatos, educadores, personal sanitario, consumidores, pensionistas y todo los colectivos sociales afectados por los recortes, principalmente en materia sanitaria y educativa; después, convencerles de que tienen «derecho a reaccionar en defensa propia» y luego llamar a la agitación en las calles y en las redes sociales, según expresión literal de Valenciano el viernes ante las Juventudes Socialistas. El PSOE volverá, por tanto, a la carga y a la calle. Motivos, dicen en su defensa, nos les faltan. De hecho, ha animado a sus dirigentes a participar en las manifestaciones del Primero de Mayo en todas las capitales de España. Será el primer paso, pero habrá más, seguro.
Las «sinergias» de Rubalcaba con los sindicatos
La reunión ha sido solicitada por los secretarios generales de UGT y Comisiones Obreras y tendrá lugar mañana en la sede socialista de la calle Ferraz. Será el segundo encuentro que Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo mantengan con Alfredo Pérez Rubalcaba desde que éste fue elegido secretario general del PSOE. El motivo no es otro más que el intercambio de opiniones sobre la situación económica y la búsqueda de sinergias, dicen, frente a la crisis. Pero la cita se enmarca, no cabe duda, en la ronda de contactos con colectivos y organizaciones sociales y profesionales que está manteniendo el PSOE desde hace días para tejer un frente social contra las medidas aprobadas por el Gobierno, en especial las que tienen que ver con la Sanidad y la Educación. Las encuestas no lo aprecian –salvo una propia que manejan en la sede de la calle Ferraz–, pero los socialistas creen que, tras las elecciones andaluzas y asturianas, la marca PSOE ha vuelto a conectar con la gente que les dio la espalda en las generales de noviembre y que, por tanto, hay que derribar lo que llaman la «ola de pesimismo» que invade a la sociedad española. La dirección federal quiere, por tanto, una militancia movilizada que ofrezca «esperanza frente al miedo» que ha inyectado el Partido Popular con sus recortes. La cita con los sindicatos busca un frente común contra los ajustes del Gobierno, pero para eso el PSOE antes deberá recuperar la credibilidad perdida y ser un referente, que hoy no lo es, entre los jóvenes. Es el propósito que se ha marcado el nuevo secretario general de las Juventudes Socialistas, Nino Torre, este fin de semana en el congreso de los jóvenes socialistas.
Nino Torre, nuevo secretario general de las JSE
El diputado autonómico asturiano del PSOE, Nino Torre, de 27 años, fue proclamado ayer nuevo secretario general de las Juventudes Socialistas de España tras conseguir un respaldo del 89,91 por ciento de los delegados asistentes al 24 congreso de esta organización. Torre era el único candidato a ocupar este puesto, después de que la otra aspirante, la madrileña Noelia García, no consiguiera el 20 por ciento de los avales de los delegados asistentes al congreso, que se está celebrando en la sede del sindicato UGT. «Quiero unas Juventudes Socialistas cohesionadas», aseguró Torre en su discurso de proclamación. «Una militancia movilizada, porque si somos fuertes dentro estaremos mucho mejor fuera. Para ser potentes y creíbles, es necesario que en casa los seamos. Lo que espera la ciudadanía es que salgamos a ilusionar a los jóvenes y, decirles que hay otra forma de hacer política».
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