Consejo de Ministros

La pócima

La Razón
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La crisis se ha acabado. Mas lo anunció en la campaña catalana: reduciré el paro a la mitad. No dijo cómo, pero ganó de calle. Rajoy se ha sumado al carro este fin de semana: lo del paro lo arreglo yo. Tampoco ha dicho cómo, pero espera emular a Mas, y ganar. Ni uno ni otro concretan nada. No hace falta. Los ciudadanos castigan a los que gobiernan. No hace falta dar soluciones, sólo hacer promesas. Los gobiernos se cuecen solos en la hoguera de la crisis.

El nuestro, y todos. Si no que se lo pregunten a Sarkozy y Merkel. Tampoco saben cómo salir del atolladero, y eso que ambos son conservadores. ¡Siendo de derechas, lo deberían saber!, digo yo. Sus gobiernos están con la popularidad bajo mínimos. No son los únicos. Cameron y Clegg se han chamuscado las cejas en sólo unos meses. Prometieron el oro y el moro. Ahora pasan por las horcas caudinas de la cruda realidad.

La derecha española, y catalana, hacen oídos sordos a lo que pasa allende las fronteras. Van a lo suyo. Han mordido carne y no sueltan la presa. Se presentan como la solución a todos los males. Se jactan de tener la receta mágica. Algo así como la pócima de Panoramix, el druida del poblado galo liderado por Asterix. Como es mágica, la tienen a buen recaudo. Es secreta. Nadie la conoce. Es como un auto de fe. Hay que creérsela, sin conocerla. Su estrategia es comunicarla al llegar al poder. Si ganan, los ciudadanos verán la luz. Es tan secreta que ni se la cuentan a sus aliados conservadores europeos, que las están pasando canutas. ¡Mira que son insolidarios!