Málaga
Esa injusta desproporción
No sé si es redundante, pero podríamos decir que sí: cuando hay desproporción, hay injusticia, no cabe duda, y a todos, en estos momentos, nos enerva que esa gloria nacional que nos trajo la política llamada Magadalena Álvarez haya sido premiada con la vicepresidencia del Banco Europeo de Inversiones, ganando 20.000 euros al mes, además de su pensión de ex ministra, que asciende a 4.600, y todos los etcéteras que podamos añadir (gastos de representación, traslados, estancias…), una buena compensación para alguien que puso todas las infraestructuras bajo mínimos, que nada hizo con acierto y que se cargó Renfe. Muchos recordarán que hace años los trenes funcionaban mal y con retrasos. Estaban sucios, los retretes eran imposibles y tomar café era como beberse el agua de fregar los platos. Con la llegada del AVE, llegó la modernidad, la limpieza y el buen servicio, y con la llegada de Magdalena y el presidente que puso al frente de los trenes de España la cochambre ha vuelto, como en los años 60. El otro día, viajando a Málaga, al utilizar el cuarto de baño tuve la sensación de entrar en una letrina cuartelera. Decidí recorrer varios vagones por si tenía más suerte, pero nada. En el asiento la entrada del auricular para oír la película estaba roto. La comida que me sirvieron era intragable. Y todo así. Me parece indecente que, recortándose como se están recortando los sueldos, una inepta se vaya a embolsar semejantes emolumentos. Y aunque no lo fuera.
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