Alicante

Una espada que sigue sin afilar

- Alicante. 6ª de la Feria de Hogueras, se lidiaron toros de la ganadería de Garcigrande y dos, 4º y 5º, de Las Ramblas, desiguales de presentación, manejables, destacando al 4º. Tres cuartos de entrada de entrada.- Enrique Ponce, de turquesa y oro, pinchazo, dos descabellos (silencio); tres pinchazos, entera, dos avisos (vuelta al ruedo).- José María Manzanares, de azul pavo y oro, pinchazo, bajonazo, dos descabellos, aviso (ovación); entera, dos descabellos, aviso (ovación).- Daniel Luque, de celeste y oro, entera (oreja); entera (ovación).

Pase de pecho de Enrique Ponce, en una imagen de archivo
Pase de pecho de Enrique Ponce, en una imagen de archivolarazon

Para que no faltase de nada en esta Feria de Hogueras, para el 6º festejo de la misma hubo también baile de corrales. Algo que, afortunadamente, no se había padecido hasta ahora, pero que, ante la poca entidad de los toros traídos, hubo que echar mano de camiones y postas ganaderas para, de entre más de una docena, elegir los ocho toros que se sortearon para la función: 4 de Domingo Hernández y 4 de Las Ramblas, dos de ellos reservados como sobreros.Ponce se enfrentó a un primer toro muy justo de presencia, bajo, cómodo de cabeza y para nada sobrado de fuerza. Huyó tras el primer contacto con el caballo de picar y tampoco en el segundo tercio tuvo una lidia digna por parte del peonaje de Ponce que, ya en el último tercio, se tuvo que contentar con mantener en pie a un astado aborregado y soso hasta desesperar que no tuvo nunca intención de embestir. Más ofensivo fue el cuarto, marcado con el hierro de Las Ramblas y que tuvo más aire y mejor son, siendo uncido por Ponce a su muleta para sacar un faena típica en él, de muy largo metraje, dominio absoluto y técnico impecable, en la que apuró totalmente el gran fondo que tuvo su oponente, perdiendo las orejas, una vez más, por matar mal.Se picó con dureza al primer toro del lote de José María Manzanares, no tan sobrado de fuerzas como de kilos, pero que aguantó la lidia que le dio el torero local, que no encontró aprietos ante un animal que tuvo bondad y nobleza, sobre todo por el pitón derecho, ya que cuando se echó la muleta a la izquierda hubo más protestas y hasta le tropezó la tela, por lo que abundó por el otro lado hasta completar una faena más estética que profunda, rematada con un bajonazo atravesado vergonzante, un auténtico navajazo que no le impidió saludar correspondiendo a la ovación que le dedicaron sus paisanos. Le costó mucho a Manzanares acoplarse al quinto toro, muy gazapón de salida y que duró poco, y con el que nunca estuvo a gusto.Daniel Luque se midió en primer lugar a un toro bajo y nada ofensivo, con pies de salida y blando como una almohada que tuvo una embestida franca y clara, humillando y repitiendo sin que su matador terminase de encontrar el sitio en el que se encontrase cómodo. Muy ventajista el sevillano, sin cruzarse y tirando de pico compuso una faena efectista que terminó emborronada con enganchones y dudas.Sangró mucho el sexto en el caballo y le costó seguir el engaño sin que el Gerena tampoco acabase por centrarse con el animal que tanía enfrente. Una serie al natural fue los más lucido de un quehacer de conjunto deslavazado y poco limpio.