El intocable

Ni Elliot Ness ni Robert Stack ni Kevin Costner ni Casillas ni siquiera Cristiano Ronaldo, el auténtico, exclusivo, inigualable y genuino intocable es... José Mourinho, el entrenador que desafía a la ley de la gravedad, a los Diez Mandamientos, a las Siete Virtudes, a la UEFA, a Irene (el huracán, ojo) y a Mediapro. Él, Mourinho, ha declarado públicamente que la manía recaudadora y persecutoria de la Liga de Fastidio Profesional a las emisoras de radio no es justa ni lógica. Tampoco lo sería no reconocerle que sobre los pilares del Real Madrid ha edificado su iglesia y que el equipo que reta al Barcelona sobreexcitado es hoy por hoy un regalo para los ojos del fútbol. Y no hay dedo que valga. La exhibición de Zaragoza me recordó a otra de la «Quinta del Buitre» también en La Romareda. En el minuto 88, Chendo, entonces lateral derecho, presionaba en el córner contrario con siete goles de ventaja. Este Madrid es una máquina con un plantel de jugadores de contrastada calidad entregados a la causa, la única que existe, la que les ha inculcado Mourinho «El Intocable»: «Vencer o morir». Se dejan la piel en el campo, persiguen el balón, y al contrario, con la fe de Lope de Aguirre tras El Dorado. Y como Pepe y Marcelo sólo juegan, muy bien, por cierto, y punto, todos salen ganando, salvo los atribulados adversarios. Así las cosas, el Barça se va a encontrar, este año sí, con la horma de su zapato. Estoy deseando que llegue el 10 de diciembre –¡viva el Clásico!– y a ver en qué condiciones se presentan los púgiles, porque el Villarreal tampoco fue rival en el Camp Nou. Los azulgrana hace tiempo que volvieron de la playa.