Iberoamérica una salida a la crisis

MADRID- La próxima Cumbre Iberoamericana de Cádiz (16 y 17 de noviembre) será una excelente plataforma para ahondar en las relaciones entre España y Latinoamérica. Felipe González, uno de los impulsores de la Comunidad Iberoamericana a principios de los años noventa, dijo la semana pasada que «existe una potencialidad desaprovechada» basada en el «inmenso capital humano y tecnológico» de España, necesario para dinamizar «el gran impulso» que está viviendo América Latina. España, añadió, debe exportar conocimiento y capital humano.

También recordó que cuando se puso en marcha la primera cumbre en Guadalajara en 1991, lo que tenía en mente era un «viaje de ida y vuelta» entre los países latinoamericanos y España. La crisis económica, que tanto daño está haciendo en los países del sur de Europa, no ha tumbado las economías latinoamericanas. México es un ejemplo. El último informe del FMI estima que en 2017 la economía mexicana habrá superado a la española (que quedaría en el puesto 16 del ránking mundial) para convertirse en la primera potencia económica de habla hispana.

Dos contratos con astilleros
España es el segundo inversor en México, sólo por detrás de Estados Unidos. Existen unas 3.600 firmas españolas instaladas en el país latinoamericano, entre ellas casi todas las grandes multinacionales españolas. La visita de Enrique Peña Nieto a Madrid tiene entre sus objetivos aumentar de manera significativa los flujos comerciales entre ambos socios. Hoy por la mañana, antes de la reunión con Mariano Rajoy en la Moncloa, mantendrá un encuentro con empresarios españoles. La relación comercial entre ambos países se vio reforzada en septiembre, cuando la petrolera mexicana Pemex firmó contratos de construcción de dos hoteles flotantes en los astilleros gallegos por un valor de casi 300 millones de euros. El equipo de Peña Nieto asegura que este acuerdo puede representar «un paso importante para fortalecer la competitividad de la industria petrolera mexicana» y se mostró confiado en que «tendrá beneficios importantes para las economías de México y España».

México es nuestro mercado de exportación más importante en Iberoamérica y el duodécimo cliente de España por valor de 2.800 millones de euros de exportaciones realizadas por 8.000 empresas en 2010. El intercambio comercial entre los dos países alcanzó los 5.182 millones de euros en 2011, con una tasa media anual de crecimiento del 7% en la última década.
Para las empresas españolas, el interés de México se centra en los procesos de privatización y liberalización que se están desarrollando en este país, especialmente en aeropuertos, carreteras, gas natural, sector eléctrico, petroquímica, telecomunicaciones, sanidad, tratamiento de residuos, agua potable y vivienda. El 85% de las exportaciones mexicanas a España son combustibles, aceites de petróleo y el 12% son manufacturas. En cambio, el 77% de lo que México compra de España son productos manufacturados.

Según la Secretaría de Economía de México, en la última década, las inversiones españolas fueron de 34.736 millones de euros, mientras que la inversión mexicana alcanzó los 13.122 millones de euros.

Peña Nieto reclama en Europa más vínculos con México
El presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, destacó la «muy buena oportunidad» que supone su gira por cuatro países europeos –Alemania, España, Reino Unido y Francia– para poder hacer una mayor promoción del país, con el fin de que «México siga siendo un promotor permanente, incansable, del libre comercio» y «pueda tener una mayor presencia de sus productos, de sus manufacturas en el mundo entero». Durante su visita en Berlín, tras reunirse con empresarios alemanes, resaltó las grandes expectativas que levanta su país entre los potenciales inversores extranjeros. «Hay una gran expectativa, ánimo y aliento realmente por encontrar en México una gran oportunidad de inversión», señaló Peña Nieto, quien subrayó «la gran oportunidad» que tiene el país de «materializar las condiciones óptimas para» convertirse en «un país de oportunidad, de desarrollo entre los propios mexicanos». También reiteró su postura respecto a la necesidad de permitir la participación del sector privado para «ampliar la capacidad de (la empresa estatal Petróleos Mexicanos) Pemex» y «contribuir al potencial energético que tiene México».