Atlanta

El atletismo retrocede 24 años

Desde Seúl'88 no se obtenían unos resultados tan paupérrimos. Cero medallas, cuatro diplomas: Ruth Beitia, López, Casaña y Beatriz Pascual

David Bustos e Isabel Macías ejemplificaron el fracaso del 1.500
David Bustos e Isabel Macías ejemplificaron el fracaso del 1.500larazon

LONDRES– Un cuarto puesto de Mariano Haro en los 10.000 y un séptimo de Campos en los 3.000, ése fue el balance del atletismo español en los Juegos Olímpicos de Montreal, donde compitieron 16 hombres y una mujer; en Seúl, en 1988, hubo cuatro finalistas en una expedición de 27 hombres y cuatro mujeres. A Londres viajaron 21 mujeres y 26 hombres. Los números son fríos y clarificadores: en esta especialidad, España ha retrocedido entre 24 y 40 años. José María Odriozola lleva 23 años al frente de la Federación, ¿es el responsable? Si lo es de la Federación, seguro que él también tiene que ver con los paupérrimos resultados, o el exceso de equipaje en estos Juegos.
Los atletas le contestan, Jesús Ángel García Bragado pide a voces su relevo y ha hablado con Marta Domínguez en busca de apoyo. La senadora, que fue vicepresidenta, destituida cuando surgió la «operación Galgo», de momento calla, como en todo. Se dice incluso que ha propuesto a la atleta palentina para que encabece una lista y se presente a las elecciones como presidenta... Todo está en estudio. La de atletismo es la federación española que más subvención recibe (6,1 millones de euros, por 600.000 la lucha de Maider Unda o el millón del taekwondo, tres participantes, tres medallas) y la que no consiguió convencer a su Comité de Disciplina para que evitara la presencia de Mullera en los Juegos, pese a que CSD y COE se lo pidieron.
Medidas contra Odriozola no se van a tomar, pero está en el punto de mira y es el núcleo de todas las críticas. Para Alejandro Blanco, «hay que separar a la persona de la Federación y hacer el análisis oportuno». Y añade a propósito de una posible intervención: «A los presidentes los eligen las asambleas de las federaciones. El sistema español es ejemplar. Jamás valoraré las decisiones de un presidente».
Miguel Cardenal tampoco es partidario de la intervención: «El CSD no va a interferir en las elecciones de ninguna federación. Nuestra misión es mirar por la buena gobernanza, por el respeto a la democracia y la pluralidad. El atletismo tiene que hacer su reflexión y ver qué dirigentes quiere tener. Y el CSD, eso sí, exigirá que las subvenciones conduzcan a los buenos resultados».
A propósito de resultados, cuatro diplomas y ninguna medalla entre 47 atletas, opina Blanco: «El trabajo de una federación no se puede medir en unos Juegos. Federaciones con grandes resultados en Pekín aquí no han sacado medalla –tenis y ciclismo, por ejemplo–. Antes España obtenía buenos resultados en fondo, medio fondo y marcha, ahora ya sabemos qué países, qué continentes y con qué nombres dominan estas especialidades».
Los diplomas, es decir, las finales, suelen ser el premio de consolación del deporte, no sólo del atletismo español que, desde 1992, lo que consideraríamos la «era moderna» de los Juegos para España, han sido los siguientes: Barcelona, 6; Atlanta, 5; Sydney, 9; Atenas, 10; Pekín, 11; Londres, 4. Decir que «cualquier tiempo pasado fue mejor» no es una frase hecha.


El fútbol, en cabeza de los fiascos
De las medallas de Pekín a los rotos de Londres. En el recuerdo, aquellas medallas de Llaneras, de Tauler y de Samuel Sánchez, en ciclismo; o la espada de Pirri, las acrobacias de Gervasio y los triunfos de Nadal y el dobles femenino. De eso, nada en estos Juegos. El ciclismo en pista se encuentra en plena renovación y el de carretera ha chocado con Wiggins y el anciano Vinokourov. Más, si fiasco ha sido el atletismo, o no conseguir medallas en esos deportes –no había representación en esgrima–, el monumental ha sido el del fútbol. Se esperaba a «La Rojita» el 11 de agosto en Wembley para jugar contra Brasil; su lugar lo ocupó México, y lo hizo tan bien que ganó el oro ante los brasileños.